1. No fue una noche mas


    Fecha: 02/01/2021, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... volvió a salir y con cara de desprecio le espeté – no necesito que nadie me invite -. No me hizo caso y le dio un billete a un camarero ya con cara de pocos amigos y volvió a su posición inicial.
    
    Esa imagen de superioridad me estaba poniendo más cachonda por momento. Un niñato me estaba chuleando, pero lo estaba haciendo muy bien. Me tenía desarmada. No tuve más opciones – gracias – le dije con tono sincero y una leve sonrisa. - Me llamo Alberto – soltó con gesto conciliador mientras me ofrecía la mano como saludo. – Alejandra – contesté mientras cogía su mano y la zarandeaba arriba y abajo como hacen los hombres del campo cuando cierran el trato de la venta de una vaca. Alberto, sin embargo, agarro mi mano con fuerza y se la llevo a los labios suavemente, aunque intenté zafarme, no lo conseguí, pues me tenía presa, sin apretar pero con firmeza. Me estaba derritiendo. Tenía ahora dudas si estaba cazando era cazada.
    
    Una breve conversación nos dejó claro a ambos que habíamos congeniado. Los derroteros de la misma habían pasado por convenir que ambos buscábamos pasarlo bien sin compromisos de pareja; incluso dio tiempo que señalar nuestra común afición por el sexo esporádico en fines de semana.
    
    En ese intervalo de tiempo se incorporó el amigo de Alberto que tras una larga charla con unos conocidos suyos volvía para constatar que éste no había perdido el tiempo y que estaba acompañada por una mujer mucho mayor que él pero que estaba muy bien, es decir, yo. – Abel, te ...
    ... presento a Alejandra; Alejandra este es mi inseparable amigo Abel -. Dos besos. No me apetecía mas charla con Abel ni con nadie, así que acercándome al oído de Alberto, le susurré con la máxima sensualidad que pude – ¿te apetece que nos vayamos a pasar una buen rato los dos?. Alberto no mostró sorpresa alguna y ya en voz alta, para que Abel pudiera oírlo también, señaló – me gustaría, pero he venido con Abel y no voy a dejarlo solo ¿no? -. Sin poder creer yo misma lo que salía de mis labios y con una naturalidad pasmosa dije – pues que se venga también … . Ahora sí que Alberto mostró una cara de sorpresa, de perplejidad incluso y en mitad de la conmoción de ambos señaló a su amigo - ¿tú qué dices? – Abel me miró de arriba abajo descaradamente y contestó simplemente -¡¡ vale ¡¡ -
    
    Ya en el ascensor del hotel, donde Alberto había alquilado una habitación a un recepcionista extrañado por la situación de dos jovencitos con una mujer subiendo a una habitación, sin equipaje alguno y con claras muestras de tener prisa, comencé a morrearme alternativamente con Alberto y con Abel, mientras el otro no paraba de magrearme por encima de la blusa y por debajo de la falda. Al salir guiñé un ojo a las cámaras de los pasillos pues estaba seguro que el recepcionista nos seguía alucinado.
    
    La habitación era amplia y completamente nueva. Ya la conocía de otras aventuras sexuales anteriores, era ideal.
    
    Apenas cerraron la puerta ambos me situaron entre ellos y mientras Alberto me besaba ...
«1...345...9»