1. No fue una noche mas


    Fecha: 02/01/2021, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... morenos altos y bastante guapos. Uno de ellos con el pelo recogido en una coleta, lo que hizo que me decantara por el otro de inmediato; éste parecía que trabajara en la playa como socorrista o en una obra como encofrador, al sol durante diez horas al día, pues lucía un moreno perfecto. Estaba claro que ninguna de las dos cosas, pues la camisa, que es lo que logré ver de su vestimenta hasta el momento, parecía de marca cara y exclusiva. No parecía pasar de los veinticinco, era guapo, fuerte pero no en exceso, moreno de pelo y de piel: cumplía con los requisitos mínimos para convertirse en mi objetivo.
    
    Ambos llegaron a la barra y enseguida se separaron, quedando mi victima sola mientras su amigo de la coleta se fue tras darle un fuerte golpe en la espalda con la mano abierta y guiñarle un ojo. Por un momento pensé que podrían ser una pareja de gays… bueno, el tiempo me lo diría.
    
    Era el momento de atacar. Dejé al pobre chaval que hacía como que bailaba conmigo pero al que yo no hacía ni caso, tirado en medio del local, mientras sus amigos comenzaban a reírse de él por el plantón, y me dirigí a la barra a pedir una copa junto al moreno, alto y bronceado en que había fijado la mira de mi rifle, sin darme cuenta que en la mano llevaba mi tercer gin tonic casi intacto. Por supuesto ni le miré y a voces pedí al camarero la copa. De espaldas a la barra y mirando el ambiente parecía muy resulto para lo jovencito que era. Con cierto desparpajo se giró y me dijo – se te acumula ...
    ... el trabajo o es para alguien esa nueva copa – señalado con un gesto la copa que mantenía en mi mano. Durante un instante dudé: si decía que la copa era para alguien podría pensar que no estaba disponible y si decía que también era para mí … pues simplemente parecería tonta. La salida que tuve fue propia de mi carácter habitual – y a ti que te importa – solté con cara de pocos amigos. Él se sonrió levemente y siguió mirando al resto del local mientras se movía ligeramente al ritmo de la música. Ese tío me estaba gustando cada vez. Quizás lo había estropeado todo. La gran cazadora que era apenas unas horas atrás, estaba ahora confundida y dudando de sus facultades. Él no dejaba de mirar a las guapísimas chicas que bailaban con sus piernas tornadas y sus duros culos y que seguramente le serían más apetecibles que una treinteañera con mal carácter. Debía reaccionar y rápido. El camarero apareció con lo que le había pedido; pero ¿quién me pagaría esa copa ahora? Como siempre era invitada, no solía ir con dinero, y el que llevaba lo tenía Montse al otro lado del local, donde seguiría dándose el lote con el mulato. La mirada del camarero con gesto de impaciencia por las constantes solicitudes de atención de los demás clientes me puso más nerviosa mientras hacía el gesto de buscar dinero en una minifalda a la que le era, sin lugar a dudas, imposible albergar nada. El moreno con aire de superioridad vuelve a girarse y le indica al camarero - la invito yo -. Nuevamente, mi mal carácter ...
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