1. En el cine


    Fecha: 27/06/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    En el cine
    
    Tengo 19 años y soy gay. No es el momento de contaros cómo lo descubrí, aunque entiendo (nunca mejor dicho) que todos los que leáis esto tendréis una experiencia similar.
    
    Hoy os quiero contar una excitante (al menos para mí lo fue) experiencia que tuve a principios de este año. Estábamos en Enero, y llovía. Había ido al cine con un amigo (sólo amigo, no sabía, por aquel entonces que yo quería ser "algo más"), pero éste me había dado plantón, porque lo había llamado una chica... ¡Qué lejos estaba de imaginar cómo iba a terminar en cuestión de sexo!
    
    El caso es que entré finalmente en el cine, harto de esperar a mi amigo. Casi al entrar me dí de bruces con un chico algo mayor que yo, de unos 22 años, y, fortuitamente (de verdad, palabrita), le golpeé con la mano en el paquete. Me pareció como si estuviera hinchado, y no pude dejar de mirarlo con admiración. Él se dio cuenta de mi mirada a sus partes bajas e hizo una mueca como de media sonrisa. Pero acto seguido echó la mano hacia atrás y cogió la de una chica, que supuse era su novia o pareja.¡Qué desilusión! En fin, al menos esperaba ver una buena película.
    
    Me dirigí a mi sitio y me senté. El cine estaba casi lleno, pero como yo iba solo encontré butaca con facilidad. A mi lado quedaban dos, casi las únicas de todo el local. Al momento llegó una pareja, y cuál no sería mi sorpresa cuando resultó que era el chico del paquete enorme y su novia...
    
    Tragué saliva; tomaron asiento, él al lado mío, su ...
    ... chica al otro extremo de las tres butacas. Como al desgaire, el chico me dirigió una mirada que yo no supe interpretar. ¿Qué me quería decir, si es que me quería decir algo? Yo estaba más nervioso de lo que hubiera podido imaginar.
    
    Se apagaron las luces y comenzaron los comerciales. Él tenía sobre el regazo la gabardina que se había quitado al entrar en el cine. Estábamos en una fila lateral de sólo tres butacas, ella la primera junto al pasillo, el chico en medio y yo en la tercera, junto a la pared. Las butacas eran altas y cómodas. Cuando comenzaron los títulos de crédito de la película casi se me sale el corazón por la boca, y no fue por nada que apareciera en la pantalla... el chico, por debajo de la gabardina, me había cogido la mano izquierda. Yo no sabía que hacer, nunca me había visto en una situación así. Con suavidad pero firmeza, el chico llevó mi mano hasta su bragueta. Era como una montaña, un Everest pronto a convertirse en un Etna. Pero la situación era sumamente extraña y peligrosa, con la chica a apenas medio metro de donde se cocía todo esto. El chico se bajó la cremallera del pantalón, todo ello siempre bajo la gabardina, mientras con la otra mano sujetaba la de su amiga. Metió mi mano en aquella gloriosa madriguera, y a través del agujero del slip llegué hasta un tumultuoso montón de carne en erupción, un formidable nabo para el que el slip se había quedado evidentemente minúsculo. Toqué con los dedos de mi ansiosa aunque angustiada mano la punta de aquel ...
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