1. Un rico orgasmo anal


    Fecha: 27/12/2020, Categorías: Lesbianas Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    Me cambié al condominio que heredé de mi madre y aunque el edificio era de 60 unidades multifamiliares, rara vez me encontraba con gente en sus pasillos, al punto que me tomó un par de meses conocer quiénes eran mis más inmediatos vecinos de los lados. El edificio era de tres niveles y el primer nivel era parte del guardacoches y un área de entretenimiento y bodega donde regularmente también estaba la lavandería, el segundo nivel era una doble sala, la cocina y zona de comedor, y en la tercera estaban los dormitorios.
    
    Mi dormitorio quedaba al lado interno del edificio y precisamente de donde se podía observar el área de la alberca y zona de entretenimiento de áreas comunes. Mi unidad, al igual que las que estaban a los dos lados, era por su diseño arquitectónico del edificio, los únicos que tenían una terraza que solamente estaban divididas por un ladrillo decorativo. La barrera era de bajo nivel, que cualquiera de mis vecinos de los dos lados, se podía pasar a mi propiedad sin el menor esfuerzo. Es de esta manera que conocí a la doctora Desiré.
    
    Una tarde de domingo que yo descansaba, vi como una silueta humana hacía sombra a través de las cortinas, lo que me llamó la atención y era la doctora quien se había saltado el decorativo cerco para alcanzar su bufanda que el viento le arrebató de su cuello. Me pidió disculpas y desde aquel día comenzamos a ser vecinos y amigos. Me tomó otros dos meses conocer que ella era médico residente en el departamento de emergencias de ...
    ... un hospital local, que tenía alrededor de un año que se había divorciado de su esposo, quien era piloto comercial de una aerolínea conocida, que tenía una hija de cinco años y que por sus pláticas cuando compartíamos el vino usando el cerco que nos dividía como estante, me di cuenta que tenía mi edad: 35 años.
    
    Desiré, era una mulata de tez clara, que si no me hubiese hablado de sus ancestros africanos, hubiese pensado que era latina. Bonito cuerpo, con un rostro angelical, cabello chino o crespo que le cubría buena parte de su escultural espalda, pero sus lindos ojos no pasaban desapercibidos, eran dos preciosas luces color esmeralda. Otro de sus atributos femeninos que llamaban su atención, eran sus exuberantes glúteos y unos pechos firmes que armonizaban con su sensual y exquisito cuerpo. Pero de todos esos recuerdos visuales que tengo de ella, lo que recuerdo más que todo, es su manera abierta de ser. Realmente con la doctora Desiré, no había tabús, especialmente si el tema era el sexo. Obviamente, aquello fue un proceso de confianza que tomó otros meses.
    
    Para los meses de verano salía con sus reducidos bikinis a tomar el sol, lo que realmente era excitante y que raras veces pude ser testigo, pues por su trabajo y por el mío, no coincidíamos, pues yo trabaja durante el día y su turno en el hospital era el de noche. El día que se me acercó con más confianza fue para la fiesta de acción de gracias y que me sorprendió tocando el timbre de mi puerta principal. Me llevó ...
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