1. Otro nuevo gangbang para Anita


    Fecha: 19/10/2017, Categorías: Sexo en Grupo Sexo con Maduras Voyerismo Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... aguantar esa tremenda serpiente negra que se abría paso a través de su vagina.Cuando la sintió llegar hasta el fondo pudo exhalar un suave suspiro y así quedó laxa, casi desmayada. El negro enorme inició entonces un vaivén cada vez más enérgico, embistiendo sin piedad el pubis de mi mujercita. Ella ni siquiera se quejaba, en un momento giró la cabeza y nuestras miradas se encontraron, tenía una expresión triste y de sorpresa en su bello rostro, me pareció entender que me estaba pidiendo perdón.El negro aulló repentinamente y se salió, tomando a mi esposa por los cabellos, bajándola de la mesa y obligándola a arrodillarse frente a él. Entonces acabó en su hermoso rostro, esparciendo semen por sus cabellos y labios. Luego la soltó, quedando Ana tendida en el piso, sucia de semen por donde se la mirara.Ricardo se acercó a decirme que al negro le gustaba sodomizar hombres.“Un culito blanco y redondo como el tuyo le encantaría, qué te parece?’”.Lo mandé al carajo y me acerqué a Anita, que seguí tendida en el suelo.Pero todavía faltaba Marcos, el carnicero. Me hizo a un lado de un empujón y le inclinó sobre mi esposa, que continuaba ...
    ... desparramada en el suelo, sin poder moverse. La tomó por la cintura y la acostó boca arriba en un gran sillón.“Esa concha hermosa ya quedó llena de leche y demasiado abierta para mi pija”. Comentó mientras se abría la bragueta y sacaba su verga todavía algo fláccida.Hizo que Ana abriera la boca y entonces se la metió muy despacio, comenzando a bombear después, disfrutando cómo mi mujercita se comía esa cosa enorme. Acabó muy rápido, dejó escapar un suspiro fuerte y desparramó todo su semen en la cara y los cabellos de Anita, que quedó casi exhausta después de semejante sesión de sexo.Cuando Marcos la liberó, me acerqué a ella para ver cómo estaba. Ana abrió los ojos, sonrió con ternura y me pidió que nos fuéramos de ese lugar. La ayudé a incorporarse, a limpiarse un poco y a vestirse.Luego muy despacio, ya que le costaba caminar, nos dirigimos hacia la calle, sin despedirnos de esos hijos de puta que ahora fumaban y bebían tragos, comentando lo bien que habían disfrutado del cuerpo de Ana.Abracé a mi delicada mujercita, que parecía una muñeca rota, mientras pensaba si alguna vez terminaría esta pesadilla de la que no podíamos despertar… 
«12»