1. Londres, durante la 2ª Guerra Mundial


    Fecha: 02/12/2020, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pero ¿de verdad puede esa maravilla ser pecado?.
    
    He faltado al colegio. No es la primera vez. Padre tardará semanas en saberlo ya que el teléfono sigue cortado y hay prioridades con el correo.
    
    Con mi uniforme del colegio y mi cartera, me he reunido con Lucy, que llevaba un vestido azul y su prima, vestida con un traje gris, rebeca negra y sombrero.
    
    Una vez llegadas al lugar, hemos encontrado el edificio medio derruido. Con seseos, Mary nos llamó y hemos entrado deprisa por un agujero en una pared a un gran salón sin techo. Tras cruzarlo y subir unas escaleras enegrecidas, llegamos a una habitación grande y limpia. Creo que la habían adecentado. Había dos camas y dos jergones en el suelo. Mary abrió una ventana pero pasó la cortina.
    
    - Bueno, aquí estamos. Fuera la ropa interior
    
    - ¡¿Quéééééé...?!
    
    - ¿Cómo dice?
    
    - Vamos a ver. Queréis que os enseñe, ¿no?. Pues yo no sé explicar esas cosas hablando. Y primero tenéis que conoceros vosotras mismas- y dicho esto, se levantó la falda, enseñándonos los pelos de abajo sin pudor y echándose en la cama.
    
    Nos quedamos dudando hasta que Lucy sé a levantado la falda y se a sacado las bragas.
    
    - Mejor sacaros también los zapatos, calcetines y medias- añadió la mujer.
    
    Rojas como tomates, imitamos a Lucy. El aire me llegó por abajo. Era una sensación fresca, libre.
    
    - Las pequeñas en los jergones. Tú, en la otra cama. Levantad la falda y separad los muslos
    
    Lo hicimos y nos observó largo tiempo. Creo que ...
    ... pretendía que nos acostumbrásemos a ello, pero nos daba veguenza. Vi lágrimas en los ojos de Loriane.
    
    Nos hizo acariciarnos los muslos. Luego, con un dedo recorrimos una y otra vez la entrada de nuestro sexo. Nos mirabamos entre nosotras y nos dimos cuenta de que nos pasaba algo. Un sentimiento nuevo y agradable que supuse era lo que nos harían sentir los hombres.
    
    ¿Pero cómo es que podíamos sentirlo tocándonos?
    
    Mary nos miró a las que estabamos en el suelo y dijo:
    
    - Os vais a ensuciar las faldas. Quitároslas y ponedlas en las camas
    
    Lo hicimos ante la mirada desaprobadora de Loraine. Después nos indicó como separarnos los labios de nuestro sexo. El de Mary era de color rojo fuerte y estaba húmedo. Algo de ese líquido, como el rastro baboso de un caracol, cayó en la cama. No me dio asco, como cabía esperar, sino que aumentó mis sensaciones.
    
    Leves gemidos surgieron de nuestras gargantas y nos enseñó a separar los labios con dos dedos y, con un dedo de otra mano, tocarnos en una bolita de carne del tamaño de un botón pequeño en la parte alta del sexo. Siempre mojando el dedo con saliva antes de tocarlo. Nunca en seco.
    
    Lucy y yo soltamos un gritito seguido de una carcajada nerviosa al probarlo.
    
    Entonces, Loraine se levantó y se puso a gritar como una loca.
    
    - "Esto es un inmoralidad y... y un pecado!. ¡Es asqueroso!. ¡Venga, nos vamos de aquí!
    
    La miramos en silencio.
    
    - ¡VAMONOS!
    
    - Yo quiero aprender más- dijo su prima.
    
    - ¿Estas loca?. Esto es una ...