1. Luisa, la profesora humillada


    Fecha: 25/11/2020, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Karlos, Fuente: CuentoRelatos

    ... propuesta de formalidad la mantuvo durante la clase de la tarde. Procuró no cruzar miradas directas con los chicos e incluso al terminar declinó la invitación que le hicieron Juan Carlos y Borja. Eran dos muchachos altos y guapos, que con una sonrisa le propusieron tomar unas cervezas en el bar con ellos. “Estoy cansada, quizás otro día”, se disculpó. Se fue a su habitación, pidió que le subieran la cena y se puso en la terraza de la misma a leer una novela de William Irish. Al cabo de un rato una camarera le trajo un par de sándwiches de jamón y ensalada de pollo con un botellín de cerveza. Cuando acabó con ellos se desnudó, orinó en el lavabo, se limpió los dientes, se puso unas bragas limpias y se tumbó en la cama a ver algo de televisión. No encontró un programa que le llamara la atención. La apagó y siguió leyendo la novela. Pronto se cansó también, y se quedó con los ojos cerrados pensando en su querido Paco. Recordó los besos apasionados que le daba, como le sobaba los pechos, y se fue metiendo el dedo en la raja. Se masturbó frenéticamente, frotándose con fuerza el clítoris, hasta correrse en dos orgasmos seguidos que la dejaron exhausta. A continuación se quedó profundamente dormida y soñó que por fin Paco se animaba a follar con ella.
    
    Pasaron un par de días sin apenas incidencias. Ella continuó con su papel de profesora seria, amable con los alumnos en las cuestiones propias del curso, pero distante ante cualquier intento de aproximación personal.
    
    Hasta que el ...
    ... jueves por la tarde apareció el hermano de Juan Carlos, uno de los chicos. Cuando salían de clase se acercó a saludarla. Luisa se quedó paralizada al verle. Tendría unos veinticinco años y era un ejemplar masculino muy atractivo. Con la barba a medio afeitar, moreno, de ojos azules, atlético, y una sonrisa tremendamente seductora. “Me llamo Manolo, tú debes ser Luisa, la profe de mi hermano, ¿verdad?”, dijo dándole la mano. Ella se la estrechó, le dijo que sí, y repitió el mismo sí cuando él le propuso ir a tomar una copa al bar del hotel.
    
    Pidieron un par de vinos fríos y charlaron animadamente. Manolo le contó que dirigía un concesionario de automóviles. Que estaba soltero, después de unas experiencias negativas con un par de chicas. Luisa escuchó más que habló y se sintió seducida cada vez que él la miraba a los ojos. Sintió temor de sí misma y se propuso rechazar cualquier tipo de invitación para la noche, pero cuando él la tomó de la mano y le dijo: “vamos a cenar a un restaurante que conozco cerca de aquí, donde sirven un marisco sensacional”, se dejó llevar y ni siquiera le advirtió que hubiera deseado ponerse otro vestido para salir. El que llevaba, un conjunto beige poco favorecedor, no le parecía apropiado. Pero se calló y sin soltar la mano del chico salieron juntos del hotel dirigiéndose hacia el aparcamiento.
    
    En el coche, un todo terreno amplio, Manolo le expresó su satisfacción al haber encontrado una mujer culta y atractiva como ella. Luisa le dijo que no ...
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