1. El bollo húmedo y peludo de Marcela y las tangas de su madre


    Fecha: 22/11/2020, Categorías: Anal Autor: Dreyfus, Fuente: CuentoRelatos

    ... también era una perversa como Marcelita. Ah coño. Quería follarme a las dos juntos. Madre e hija chupando mi pinga. Y yo jalándoles el cabello.
    
    No aguante más. Me fui encima de Marcela y la comencé a besar.
    
    —Espera, tranquilo. No quiero. No puedo.
    
    Le agarré su mano y la puse en mi tranca tiesa. La apretó. Le metí la mano en el bollo. Sentí su tanga de encaje. Comencé a jalarle el pantalón. Sus nalgas lo apretaban y no lo dejaban bajar.
    
    —Espera zurdo. Tranquilo.
    
    Me seguía besando con pasión.
    
    —Mierda Zurdo. Métemela toda. Ya no aguanto. Quiero sentirla toda papi.
    
    —Esto es lo que quieres verdad perra.
    
    Se la metí de perrito. Ella se sostenía del balcón. Las tangas de su madre me excitaban. Mientras le daba, no paraba de ver todas esas tangas con sus diferentes texturas.
    
    —Métemela hasta adentro. Córrete en mi. Dale Zurdo. Duro. ¿Qué tu eres marica? Dame pinga. Duro.
    
    —Toma esto perra. Eres una perra y quieres toda mi pinga adentro.
    
    Marcela estaba mojadísima. Mi pene entraba y salía como si hubiera utilizado aceite. Yo no paraba. Comencé a morder una de las tangas de su madre. Quería romper esa tanga con los dientes. La chupaba y me imaginaba la vagina de su madre mojando la tanga. Ah que delicia.
    
    —Dame más duro pendejo. Quiero que me claves duro.
    
    Le seguí dando por un buen rato, tenía las piernas cansadas y la pinga me iba a reventar y yo imaginando cualquier cosa. Penetrando a su madre, a todos los amantes de Marcela penetrando a su madre y a ella. Que mujer. Era una diosa. Su culo duro rebotaba contra mis piernas y yo lo arañaba. Quería dejarle las uñas enterradas. Le di hasta que ya no pude más. Me corrí. La inunde por completo. Qué alivio. Nos dejamos caer en el suelo apestando a sudor. Me paré con las piernas temblorosas y fui acerqué los vasos de ron. Encendí el porro de nuevo. Qué alivio. Tenía que sacar toda esa testosterona. Me pongo de mal humor si tengo los huevos hinchados. Apuré mi ron y me fui.
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