1. La novia de mi compañero de piso


    Fecha: 21/11/2020, Categorías: Erotismo y Amor Autor: MIKE25, Fuente: CuentoRelatos

    ... sobre la bombona, giro la cara y sonriendo me dijo:
    
    -si tú tienes algo más calentito y mejor pues...
    
    Con sólo decir eso la incorporé, le arranque la toalla y mientras nos besábamos y jugábamos con nuestras lenguas, mi mano seguía palpando al completo su conejo, aquello le encantaba y movía bien sus caderas para que no hubiese ningún rincón que no obtuviese placer, mientras ella por su parte me correspondía igualmente metiendo su mano por mi bañador para despertar con fiereza mi rabo.
    
    No tardamos mucho en estar con tal calenturón que esos tocamientos nos sabían a poquísimo, estábamos encaminados a terminar en la bañera pero al pasar por la cocina se me ocurrió una idea!!!
    
    Cogí unos cubitos de hielo, los moje en agua para que se fueran derritiendo, tumbe a mi querida compañera en la mesa de la cocina y dejaba caer frías gotas que se desprendían de los cubitos sobre su desnudo y acalorado cuerpo, fui de arriba abajo, dejando caer las gotas y chupando después la zona, primero por su boca, después por la barbilla, su cuello.... hasta llegar a sus pechos dejando el pezón para el final, era increíble como todo aquello nos excitaba de sobremanera, pero más abajo sería aún mejor!!!
    
    Llene su gracioso ombligo con la ...
    ... fría agua y después de acariciarle, succione con fuerza, pero ella quería que bajara aún más y se abrió bien de piernas para que mis juegos llegaran hasta donde ella quería, me moje bien las manos y palpé bien su calenturiento conejo, le daba muchísima impresión el cambio de temperatura pero le encantaba, empecé a rozar sus labios con el borde de los cubitos que se derretían por tan altas temperaturas, mis dedos empezaron a sacar de su escondite su botoncito y a jugar con él y como no, también le correspondía su ración de agüita para luego ser bien comido.
    
    Fue tanta la intensidad que ella sentía que tras jugar un poco con su botoncito su cuerpo no opuso más resistencia y terminó corriéndose con abundancia, pero no me iba a conforma con aquello así que dejé la parte inferior de su cuerpo fuera de la mesa y sin pausa procedí a propinarle con mi rabo sacudidas que abarcaban hasta el fondo de su húmedo conejo; llegado el momento le regale toda mi leche, derramándola por todo su cuero, llegó hasta su barbilla y quedó algo sorprendida, ya con todo su cuerpo cubierto la acariciaba para impregnarla bien del todo.
    
    Era increíble el olor que a los dos nos rodeaba, un olor a sexo que seguía invitándonos a no dejar todo allí… 
«12»