1. El vendedor


    Fecha: 19/11/2020, Categorías: Anal Sexo con Maduras Primera Vez Autor: Femmefatale969, Fuente: xHamster

    Esa tarde el calor era insoportable. Había llegado de trabajar empapada en sudor y me metí en la ducha. Sólo me puse encima mi ropa de estar en casa, un camisón corto un poco ajustado que tapaba escasamente mis muslos. Me tumbé en la cama intentando vencer el calor horrible de las tardes de agosto. Hacía dos días que Carlos se había ido con los niños a la playa, yo no iba hasta el fin de semana y no tenía gran cosa que hacer.Mi imaginación nunca ha sido muy productiva, pero allí tumbada en mi cama, entre el duermevela amodorrador de la siesta, las imágenes de cuerpos sudorosos, pechos excitados, penes enhiestos, bocas que se buscaban, se empezaron a agolpar en mi cabeza. Fui deslizando mi mano derecha por mi vientre hasta encontrar el calor de mi sexo que estaba completamente empapado, mis dedos comenzaron a acariciar, la verdad es que un poco torpemente, esa vulva que cada vez se mostraba más ansiosa. Me he masturbado muy pocas veces, soy una mujer a la que todavía la pesan muchos de esos sentimientos de culpa y de vergüenza que antaño se asociaban al sexo.Poco a poco fui olvidando mis miedos y mi apocamiento, seguí acariciando y acariciando mi vulva, con las piernas ligeramente abiertas, porque así, un poco presionado, mi coño sentía más placer. Toqué mi clítoris despacio una y otra vez, sin fuerza apenas, rozando con las yemas de los dedos de modo que la sensación era muy sutil. Empecé a jadear con fuerza, cada vez más, hasta que noté un calor húmedo que inundaba mi mano y ...
    ... chorreaba por mis muslos. Mi respiración agitada no me permitió reconocer el primer timbrazo, sí el segundo. ¿Quién demonios podrá ser? No voy a abrir, pensé. Pero la insistencia de un tercer timbre hizo que me dirigiera a la puerta, aún bastante excitada y sin preocuparme excesivamente de mi vestimenta.Hola, mi nombre es Luis, ¿a lo mejor te pillo en mal momento?, me preguntó, con un claro acento argentino. ¿Por qué todos los vendedores serán argentinos?, pensé. No, no le dije. Después de cinco minutos de no entender lo que me estaba diciendo sobre no se qué ofertas del teléfono, pude ver como sus ojos verdes no dejaban de mirarme las tetas, que marcaban ligeramente ambos pezones por encima del camisón de licra.Sin pensar demasiado lo que estaba haciendo le dije que entrara y así me lo contaba más despacio. Le hice pasar al comedor y me senté frente a él, en el sofá, de manera que mis piernas se le ofrecían como espectáculo inesperado. Le dejé hablar, mientras fui notando como se ponía nervioso cuando me llevé el dedo índice a mis labios y lo chupé ligeramente. Era cómico ver a un argentino al que se le trababan las palabras. Sus manos jugueteaban con un boli con el que escribía números y más números cuando decidí jugar a madura que engatusa a jovencito, deslicé mi mano derecha, desde mis labios hasta mi cuello, acariciando levemente y buscando mi escote.El muchacho tragó saliva mientras se removía nervioso en la silla. Me eché un poco para atrás haciendo que mi camisón aún ...
«1234...»