1. El viejo solterón disfruta del culo blanco de mi mujer


    Fecha: 18/11/2020, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... de color lila, cuyo corpiño le marcaba semejantes tetas y la tanga un hilo dental, devorándose sus nalgas, iba a ser estrenada por aquel viejo sucio. Está buena tu mujer, decía provocativamente el viejo. -Quedate quieta como estatua, le ordenaba el maduro morboso, para disfrutar del cuerpo excitante de mi mujer. Se pajeaba sin escrúpulos delante nuestro. Comenzó a desnudarse, y se subió a la cama. La llamó a mi mujer, quien me miró esperando una aprobación, la cual no llegó. Sentía el corazón latir fuertemente, deseando suspender todo e irnos a la mierda. Ce lo pajeaba, lo soltaba y lo volvía a masturbar. Él aprovechaba para meter las manos en las tetas a través del corpiño. El viejo, excitado le chupó la concha a mi mujer. Movía su lengua, dentro de la humanidad de ella, con dulzura. Ella tuvo que chuparle la pija al viejo. Teniendo en cuenta su edad, tenía un buen tamaño la verga. El viejo gozaba como la recalcada concha de su madre, mediante una mamada intensa de mi esposa, apoyando sus tetas en el pecho velludo del hombre. Empecé a arrecharme, sentado en la silla, así que tuve que masturbarme. El le pidió que le pusiera el culo bien parado, obedeciendo ella, como si fuera una niña sumisa. El gigantesco y blanco níveo, atributo de Ce, iba a ser corrompido, primero por las sucias garras del viejo y segundo, por su anciano pene. -Qué buen culo que tiene la guarra de tu mujer, ¡un culazo! Decía la pura verdad. El viejo la iba a coger con preservativo. Introdujo su pene tan ...
    ... suavemente, que mi amada esposa cerró sus ojos por placer; fue gozando a medida que el tipo penetraba su concha, con vaivenes ritmícamente perfectos. Ante las embestidas ciclotímicas del jubilado, ella fue mojándose toda, salpicando al viejo con sus jugos. Al viejo le encantaba. -Te estoy haciendo gozar mamita. ¡Cómo te estoy cogiendo culona!. Y delante del cornudo de tu marido. Apretaba fuerte el ancho culo y las grandes caderas de mi esposa, diciendo: "esto es carne, así te quería agarrar gorda putona". Estuve a punto de intervenir, sin embargo, aumentó mi libido, tirando chorros de leche por sobre el aire. La calentura de ver a ese viejo, que sólo conservaba su elegancia, porque de lindo no tenía nada, agarrar las nalgas carnosas de mi esposa con ímpetu, superó todo lo hecho hasta ahora en mi vida. También se detenía, abrazándola por atrás, besando y acariciando los brazos robustos de Ce, gozando de su perfume exquisito, comiéndole la piel, como sólo lo hacía yo. Hasta esos momentos. El viejo acabó, luego de seguir penetrándola en cuatro, desparramándola en el culo de Ce, potente, demasiada, casi irreal para una persona mayor como él. El viejo se marchó al baño, quedando mi mujer, boca abajo, crucificada sobre la cama. Al volver, se tiró masturbándose locamente. La pija creció rápido, pidiendo de inmediato a Ce, otra cogida. Sorprendido quedé ante lo veloz de la recuperación sexual del viejo. Mi mujer lo montó de espaldas al anciano, quien la cogía desesperado. La hizo ...