1. Mi madre me consiente


    Fecha: 18/10/2017, Categorías: No Consentido Autor: Xavir, Fuente: CuentoRelatos

    ... una gatita en celo; era mía, como siempre había soñado. En un momento dado, deslizó su mano libre hasta mis shorts, y con un rápido movimiento descubrió mi verga, erecta como nunca, y empezó a frotarla con tal pasión, con tal ternura, y con tal seguridad, esa que solo puede tener una mujer madura; que estuvo a punto de hacerme venir ahí mismo. Precisamente para que no lograra hacer venir, aceleré las caricias en su clítoris, mientras metía un dedo en su vagina, conduciéndola a un fabuloso orgasmo, su mano quedó fundida en mi verga, mientras extenuada, me regalaba un dulce beso.
    
    Tras estar así, con sus labios y los míos fundidos un rato, su lengua y mi lengua jugueteando; mi mano acariciando sus senos y su vientre, y ella recorriendo con su dedo mi verga y mis huevos, Se separó de pronto, como si hubiera estado soñando…
    
    - ¿Fue así como lo hiciste, ma? ¿En eso estabas pensando? – le pregunté mientras la besaba…
    
    - casi.
    
    - ¿cómo casi?
    
    -Antes quiero que sepas, amor; no sé, bueno; no sé si esto está bien o mal; pero tengo muchas ganas de hacerlo… ¿y tú? ¿Te gusto?
    
    - Me encantas, ma. Siempre he soñado con esto. Bueno pero dime, ¿por qué casi?
    
    - No, te toca a ti, primero dime ¿qué es eso que has soñado?
    
    - adivina.
    
    -No se vale, Xavier; yo te conté.
    
    - No, adivina.
    
    - ¡Eres un niño consentido!
    
    - Pero solo tú me consientes…
    
    - Para eso soy tu mami, ¿no?
    
    Me lanzó esa mirada traviesa que mantenía desde hace rato, y se hincó frente al sofá, ...
    ... inclinándose sobre mí, sin soltar mi verga, hecho su cabello hacia un lado; acomodó algunos pelitos que tenía pegados a lo largo, me besó el glande y la metió en su boca, profundamente, como si quisiera ahogarse. Parecía insegura, como si nunca, o por lo menos hace mucho no lo hiciera. Tuve que guiarla un poco, pero después fue maravilloso: la abrazaba con sus labios, humedeciéndola completamente; subía y bajaba: se separaba de pronto para lamerla y besarla, la jalaba; la metía en su boca nuevamente; la sensación era maravillosa, y más maravillosa era la imagen: seguía con sus ojos cerrados, saboreando el cacho de carne, lo escupía, lo tallaba contra su cara… Su mano de nuevo se metió entre sus piernas, y no lo pude aguantar; quería que esa mano fuera mía; quería que fuera mi lengua, y la separé de mi cuerpo. Ya voluntariosa se levantó, separó sus piernas y se hincó sobre mí; acomodó mi verga en su vagina y empezó a dar sentones, luego giraba, se estiraba y se contraía; yo estaba extasiado, besando y mordiendo sus pezones; separando sus nalgas y buscando introducir uno de mis dedos en su ano. Cuando por fin lo logré, ella lanzó un gemido frenético, acelerando el movimiento de su cadera, abriendo por fin sus ojos y clavándolos en mi como tratando de entender que significaba ese dedo en su anito.
    
    - Voltéate, quiero metértelo en el ano. Le dije, con la respiración quemándome.
    
    - No, no se amor, nunca lo he hecho así. Seguí moviendo mi dedo en su hoyito mientras la clavaba más fuerte, ...