1. El chico de las galletas (5)


    Fecha: 12/11/2020, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... que aún no sabes de lo que somos capaces, muchacho.- dijo su amiga mirando y guiñando un ojo a mi mamá.
    
    - ¿Qué cosa?- preguntó el sorprendido chico.
    
    - Después, mi semental, después te diremos todo con detalles.- dijo la señora Julia. Ahí sabremos que tan semental eres.
    
    Ante la cara de asombro del negro, mi madre y su amiga se echaron a reír, a sabiendas de lo que estaban planeando. Sin decir nada, mi mamá se lanzó encima del chico y se puso a hacerle cosquillas, la señora Julia no se quedó atrás y se unió a ella en ese juego tan inocente sino fuera porque estaban desnudas y con un muchacho menor que ellas. Y que sin embargo, las estaba satisfaciendo a más no poder.
    
    Luego, las cosquillas se fueron convirtiendo en sensuales caricias y mi madre empezó a saborear el trozo de carne inerte pero que en sus labios pronto alcanzó su increíble tamaño. Ella se movió acomodándose de tal forma que quedaron formando un alucinante sesentaynueve. Mierda.
    
    A pesar que no se entretuvieron demasiado ya sabía que lo que vendría no sería agradable para mí. El negro de mierda se sentó en el sofá esperando a que mi madre hiciera lo mismo pero sobre su enhiesta verga, que sostenía aguardando la preciada concha de ella.
    
    - Siéntese, señora Olga.- ordenó el chico.
    
    Y de una manera sumisa mi mamá se acomodó de espaldas al muchacho y se fue sentando mientras con su mano guiaba el camino que debía seguir el fierro en su interior. Con el gusto dibujado en su rostro, se dejaba poseer ...
    ... o mejor dicho poseía a su joven macho. Subiendo y bajando con habilidad que da la experiencia, se sumergían en la cogida y yo viendo como entraba ese grotesco miembro negro, sacándole de lo más hondo gemidos desesperados y perturbadores para mí.
    
    Mi madre se movía ayudada por el chico que aferrándose a sus nalgas, la subía y bajaba con la fuerza de su juventud y el vigor sexual.
    
    - Uhmmm, uhmmm… así Mauricio, no te detengas.- gimió mi madre con los ojos cerrados pero disfrutando.
    
    - Ahhhhhhh, señora, ahhhh.- dijo el maldito.
    
    Luego ella se echó hacia atrás quedando su espalda contra el pecho del muchacho, que soltó las nalgas de mi madre y con una mano abría los labios vaginales y con la otra frotaba el clítoris respingón. Su enorme y gruesa verga entraba con fuerza sintiendo las calientes entrañas de mi madre. Después de estar enfrascados en tamaña cogida, el hijo de puta la pegó a su cuerpo con un brazo pasando por el estómago y sujetándola. No sabía muy bien el motivo pero al instante me percaté que moviéndose terminó de acomodarse con mi madre de costado y levantando su pierna derecha, le hacía la tijera.
    
    - Uhmmm, si mi negrito, así de costadito.- dijo arrecha la muy perra.
    
    Y así hizo el vendedor de galletas con ella, se la enterraba con rapidez y violencia, pegando su verga y quedándose quieto con sus bolas colgando fuera de la vagina de mi madre.
    
    Gemidos van, gemidos vienen y en mi cerebro se detienen… atormentándome.
    
    - Ayyyyy, cógeme mi semental, ...
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