1. Amigos con derecho


    Fecha: 11/11/2020, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Mi esposo y yo conocemos a Gonzalo y a Sandra desde hace años, y nos hicimos muy cercanos desde que un amigo en común nos presentara, hace ya más de seis años. Gonzalo es cuatro años menor que yo y tiene 35, pero luce 10 años menor. Es bastante alto y se mantiene en perfecta forma.
    
    Sandra tiene 32 años, mide cerca de un metro setenta y es delgada y esbelta, además de tener un rostro muy atractivo. Definitivamente, califica como una mujer muy guapa.
    
    Yo por mi parte, tampoco estoy nada mal. Mido un metro setenta y tres y tengo el cuerpo y la apariencia muy sexys, soy bastante voluptuosa - a diferencia de Sandra - y mantengo todo en el sitio correcto, gracias a que me mato ejercitándome seis días a la semana en el gimnasio y a que en general, me cuido bastante.
    
    Desde hace tiempo, me di cuenta que le gustaba a Gonzalo, es decir, me daba cuenta de sus miradas y de sus atenciones, pero nunca lo alenté ni fui más allá de un flirteo inofensivo. Sinceramente, Gonzalo me gustaba mucho, pero sentía que no debía comprometer la amistad que habíamos cultivado los cuatro. Hasta ahora.
    
    Una noche en particular, nos estábamos preparando para encontrarnos con Gonzalo y Sandra, con la intención de ir a un bar a tomar unos tragos. Mientras estaba en el baño, Julián – mi esposo – y yo empezamos a hablar acerca de nuestros amigos y lo cercanos que éramos. De repente, Julián bromeó acerca de cómo a Gonzalo no le molestaría ser todavía más cercano a mí. Volteé a ver a mi esposo ...
    ... completamente desnuda y le dije, “Qué quieres decir con eso.”
    
    Francamente, me sorprendió su comentario. Pero Julián me respondió “Oh, vamos, seguramente te has dado cuenta de cómo te mira cuando Sandra no está. Creo que daría su brazo derecho por follarte.” Dicho esto, se echó a reír, dejándome atónita.
    
    Julián lo dejó allí, pero yo no podía sacármelo de la cabeza. Decidí terminar de alistarme y así despejar un poco mi mente. Me vestí con un vestido negro muy escotado que dejaba a la vista gran parte de mis tetas y que permitía lucirse a mis largas y bien contorneados muslos. Me miré al espejo satisfecha y consideré que estaba “vestida para matar.”
    
    Julián y yo llegamos al bar a las 8pm y encontramos a Gonzalo sentado solo en una mesa. Nos contó que Sandra había tenido que ir a cuidar a su madre, que estaba algo enferma, y que todo había ocurrido a última hora. Fue un poco decepcionante, pero de todas formas la noche todavía tenía posibilidades de ser buena.
    
    Me di cuenta que mi esposo estaba bastante animado por el alcohol y se mostraba bastante efusivo mientras hablábamos. Gonzalo por su parte, no tardó en empezar con su flirteo y sus comentarios algo subidos de tono. Me sorprendió que Julián no dijera nada, pero después de todo éramos amigos y supongo que no le dio mucha importancia.
    
    Después de una hora y media, Julián propuso que tomáramos un taxi y fuéramos a casa. En ese momento, sin pensarlo demasiado, le dije a Gonzalo que en vez de regresar a su casa vacía, pasara ...
«1234...»