1. Cris y Nerea (Parte II)


    Fecha: 26/10/2020, Categorías: Sexo en Grupo Autor: zitro1, Fuente: CuentoRelatos

    Permanecí tendido en la cama mientras pasaban por mi mente todo lo acontecido y las comparaciones de madre e hija. Dando por supuesto la diferencia de edades entre las dos, podrían pasar casi por hermanas, vestidas su parecido físico eran muy acentuado aunque implicaba ciertas variaciones cuando estaban desnudas, por la espalda ambas bajo las caderas y unos buenos muslos con culos muy parecidos redondos, subidos, con nalgas bien definidas y separadas, aunque en Nesta naturalmente más maduro, unas nalgas que protegían el ano y que incitaban a su penetración, por delante las dos tenían unos pechos sin ser muy grandes pero si generosos que en Nesta aún se sostenían con turgencia, la gran diferencia estaba por debajo del vientre, Cris con el pubis y sexo completamente rasurado y como si fuera un corte de bisturí entre los muslos marcando la hendidura de una vagina que se abultaba cuando era excitada, mientras en Nesta una abundante mata de pelo cubría desde el pubis a la entrada del ano y entre la espesura unos labios vaginales que excitados parecían las puertas de entrada a la cueva donde se escondía el preciado tesoro de un pronunciado clítoris.
    
    Estaba con mis pensamientos con los ojos cerrados y no me apercibí de su presencia al pie de la cama.
    
    - Esto ha sido una locura ¿por qué ha pasado?
    
    -Bueno... en realidad... no soy quién para explicar nada. Ni yo mismo podría explicar bien que pasó. Sólo te puedo decir que no es ninguna tragedia, somos adultos ¿no?
    
    -¿No es ...
    ... ninguna tragedia? adultos... ¿Qué adultos?
    
    -No sabíamos adonde íbamos a llegar... pero te ha gustado ¿si o no? -dije, tratando de minimizar las cosas, se había envuelto en una toalla pero no se había desprendido ni del collar ni de las muñequeras ni de las tobilleras. Mi reacción intempestiva, ciertamente admonitoria, pareció calmarla.
    
    - Pero yo soy su madre y me he comportado como una puta... -dijo con cordura-. Me pueden pasar esas cosas, algunas a las que seguramente tengo derecho... pero no puedo cometer estos errores.
    
    Comprendí que se había empezado a derrumbar, empezaba a tomar conciencia de todo lo que había ocurrido.
    
    -¿Seguro que te ha gustado y disfrutado cometiendo ciertos errores? -pregunté, acuclillándome frente a ella.
    
    -La verdad que sí, pero... me siento como un animal en celo.
    
    -Las perversiones y el deseo sexual está latente en cada poro de tu piel y no te tiene que importar expresar tus deseos y lo que quieras hacer.
    
    Alargué la mano por entre la toalla y empecé acariciarle las piernas, con la palma despacio apenas rozándole el vello y con el pulgar entre los labios alcanzando el clítoris. Cayo la toalla, tomó una brusca inspiración, gimió y las piernas casi se le doblaron. El dedo se deslizaba dentro y fuera. Le rodeé la cintura con un brazo para sostenerla, mientras aumentaba la presión en su palpitante centro. Sus piernas se abrían pude hundir el dedo hasta alcanzar un punto que la hizo jadear. Noté las primeras contracciones de la vagina ...
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