1. Mi castigo y mi regalo


    Fecha: 21/10/2020, Categorías: Dominación / BDSM Masturbación Autor: Sr_Anthony_T, Fuente: xHamster

    ... ese momento en el que sabía que me estaba entregando a él sin poner límites, abandonándome completamente a su voluntad.Empezó a tocarme suavemente a través de la tela, mientras con la mano izquierda jugaba con mis labios que cada vez estaban más ardientes de deseo. Hizo que me quitara la falda y me bajó lentamente las bragas. Con un firme giro de mano, me apoyó sobre el reposabrazos del sofá dejándome completamente expuesta. Me agarró fuerte y deslizó su dedo humedecido por mi culo para lubricarlo. Noté su cálida saliva humedeciéndolo, mientras, el dedo buscaba entrar presionando delicadamente. No podía aguantar más y le susurré al oído; lo quiero dentro! Lo quiero todo dentro! Esta vez mi amante me complació y me introdujo el dedo todo lo que pudo, metiéndolo y sacándolo lentamente. Yo quería más, lo quería más rápido, más violento, quería su sexo dentro de mi culo. El Sr. A. me hizo acariciarle su pene, lo note en mis manos, palpitante y caliente. Movió mis manos arriba y abajo dirigiendo el ritmo y haciéndome que se lo apretara bien fuerte. Sabía que eso lo ponía a cien.Me puso de espaldas y agarrándome por el cuello me obligó a bajar la cabeza hasta tocar con la cara el cojín del sofá. El reposabrazos me ahuecaba el vientre obligándome a mantener el culo en pompa. Se apartó y lo oí abriendo la cremallera del maletín, sentí como se acercaba mirándome. Se paró a medio metro de mi. Noté como el pequeño látigo de doce puntas cortaba el aire y aguanté la respiración tensando ...
    ... los músculos porque sabía que me iba a doler. Un instante después noté el primer latigazo y el escozor del cuero arañándome la piel. El restallar se repitió una y otra vez y empecé a susurrar apretando los dientes, gracias mi amo, gracias mi amo. De vez en cuando el látigo mordía mi sexo regalándome una corriente que me hacía enloquecer de gusto. En ese momento mi sexo ya era una fuente y notaba los muslos y mis nalgas calientes como si me hubiese sentado sobre una estufa. A comenzó a masturbarme y me la metió lentamente por detrás. Empezó a penetrarme cada vez con más violencia, jadeando y diciéndome cerdadas al oído. Notaba como mi culo bien lubricado ofrecía cada vez menos resistencia a sus envestidas mientras me agarraba el pelo hacia atrás como si fuese la brida de un caballo. El pequeño dolor que sentí cuando me penetró había desaparecido por completo dejando camino a un placer inmenso. Notaba como sus dedos que revolvían en mi coño casi podían tocar el pene a través de la piel. Eso me estaba enloqueciendo. Me estaba enloqueciendo de veras, me estaba llevando a un nivel de excitación cercano a la locura. Me sentía completamente empalada. Así! así! más! maás! Joder, que placer amor mío!. Por todo el cuerpo notaba un temblor que no podía controlar y me fallaban las piernas, pero él me obligaba a mantener la posición, con el culo bien alto.El ritmo era frenético, podía sentir como se estaba ocupando exclusivamente de su propio placer, sin importarle si me hacía daño en el ...