1. Atrapada por mi hermana (real)


    Fecha: 17/10/2020, Categorías: Hetero Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues

    ... plagados de orgasmos y erotismo. Me saqué el miembro. Lamí el glande con cuidado y le di besitos tiernos para después atacarlo con mis dientes. Me sentía como un gato jugando con un ratón. —¡Ayyy! ¡Puta madre! —gritó Hugo antes de lanzar la descarga de semen. La primera me dio en el rostro. Sonreí. La segunda si me la tragué, y me quedé un ratito con la polla entre los dientes, sintiéndome en paz al degustar ese semen líquido, caliente, delicioso. Sentir como se ponía suavecito al bajar la erección y poder, de esa forma, manipularlo con mi boca a mi antojo. Ah… el semen… manjar de Dios creado para que nosotras, las mujeres, pudiéramos disfrutar de él. Y entonces, la puerta del cuarto se abrió. Demasiada coincidencia, diría yo. Era Clarisa. —Oig… ¡Ay, puta madre! —gritó nada mas entrar al vernos. —¡No mames! —exclamé (quiere decir, en mi país, algo como “¡Carajo!”) me apresuré a levantarme, aterrorizada. Durante se segundo, pensé que había sido mi madre. Clarisa se quedó en la puerta. Estaba pasmada. Permaneció allí como por dos segundos antes de retroceder y cerrar de un portazo. Dejando de lado el drama que le dio a Hugo porque creía que iba a ser acusado a mi madre, yo me vestí tan rápido como pude. Tomé lo primero. Mis cacheteros y la blusa. Me los coloqué y salí para perseguir a clarisa. Ella estaba en la sala, jugando con el Xbox. —¡Oye, pendeja, al menos toca! —La próxima que dejen mi Xbox encendido, ya no se los volveré a prestar —fue todo lo que dijo con un aire ...
    ... tranquilo, resignado. Una seriedad que nacía del estado de confusión al que había llegado a sus catorce años luego de ver a su hermana en acción. —Ah… no le digas a mamá. Se encogió de hombros sin despegar la vista de la televisión. —Nah. Qué me importa. Me quedé allí, parada como una idiota. Estaba tan, tan avergonzada, que tenía la mente en blanco. Clarisa le puso pausa al juego. Cruzó las piernas. Traía unos cortos shorcitos deportivos y mostraba sus largas piernas juveniles. Lo digo porque poco después, esas piernas se volverían su orgullo, incluso hasta ahora. Y también lo digo porque, a los catorce años, ella tenía el autoestima un poco bajo: todavía no le crecían las tetas en su totalidad, tenía un poco de acné y la piel grasosa en su coqueta carita. Para mí, era encantadora aun con esos detalles. Me sonrió con la misma vergüenza que yo. Bueno, tal vez no la misma. —Tienes lechita en la cara. —¡Me lleva la chingada! No pude estar mas avergonzada. Eso fue todo. Un leve guiño de sus ojos. Me fui, echa un mar de nervios. Esa noche Hugo se fue y no volvió a la casa hasta nunca durante los seis meses que duró nuestro noviazgo. Además siempre le eché la bronca de que nos habían atrapado por su culpa, porque con sus calenturas de follarme, el muy burro no había cerrado con seguro. Bueno, también yo había dado eso por echo, y poco después Clarisa me diría que nunca pensó que yo estuviera haciendo un 69 con ella en la casa. No obstante, desde esa experiencia, la relación con mi ...