1. Entrega total (Capítulo 5)


    Fecha: 16/10/2020, Categorías: Incesto Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos

    ... la entrepierna.
    
    —¿Por qué te has corrido sin mi permiso? —la espetó después de darla una bofetada que casi la hizo perder el equilibrio.
    
    —Lo siento amo, —balbuceó.
    
    Paco tiró fuerte de la cadena para hacerla andar, pasaron a la cocina y bajaron hacia el sótano. Una vez abajo, la quito la cadena y cogiendo una fusta empezó a golpearla sin importarle dónde caía el golpe. Marta intentaba zafarse sobre sus sandalias de doce centímetros, pero los golpes seguían cayendo. Después de un rato, para evitar que se rompiera un tobillo, dejó de golpearla y la quito los zapatos. Marta lloraba a lágrima viva y el rímel manchaba de negro sus mejillas. La puso unas tobilleras, las unió y reanudo los golpes con la fusta mientras Marta se retorcía por el suelo. Estuvo mucho tiempo golpeándola. Paco se encabezonó en que le pidiera que parara, pero Marta no lo hizo. Chillaba, berreaba de dolor, pero jamás le pidió que parara. Era una prueba necesaria a la vista de lo que tenía planeado. Cuándo se cansó de pegarla, y totalmente bañado en sudor, Paco dejó el castigo y la dejó descansar unos minutos mientras gimoteaba en el suelo. Para entonces, su piel estaba totalmente marcada de cientos de líneas rojas de las que en ocasiones brotaba algo de sangre.
    
    —Ven zorra, antes de seguir me tienes que descargar los huevos, —dijo Paco agarrándola por el pelo y llevándola a rastras hasta una butaca juntó a la cama—. Y muy despacio.
    
    Se sentó, la coloco de rodillas entre las piernas y empezó a ...
    ... darla bofetadas. Cuando empezó a dolerle la mano y un poco de sangré afloró por la nariz de Marta, dejo de hacerlo y la metió la polla en la boca. Dejo que se la chupara lentamente como la había ordenado mientras se arrellanaba en el sillón. Tardo poco en correrse: las bofetadas le habían excitado mucho. La tuvo un rato todavía chupando la polla mientras con la fusta la golpeaba el trasero, los brazos y la espalda.
    
    Cuando se cansó, se levantó, la hizo levantarse y sin previo aviso la dio un puñetazo en el estómago que la hizo doblarse y levantar los pies del suelo casi medio metro, para caer como un fardo. Mientras tosía y se retorcía de dolor, la agarró por las tobilleras y la arrastró hasta una especie de pequeña mesa de tortura de barrotes en forma curva. La colocó bocarriba y sujeto manos y pies a los lados con correas. Marta quedó dolorosamente expuesta con el vientre sobresaliendo hacia arriba y el clítoris se veía a simple vista de tan abultado y congestionado que lo tenía. La ajustó una correa en la cintura pasándolo por los barrotes de abajo para que no se pudiera mover ni un centímetro. Paco la paso la mano por el vientre arrancando muestras de dolor por el puñetazo. Después, fue bajando la mano hasta el clítoris agarrándolo con dos dedos y retorciéndolo. La respuesta de Marta fue inmediata: cómo si hubieran accionado un interruptor, se corrió mientras su cuerpo se contraía marcando sus abdominales.
    
    —Ya veo que no haces caso y te corres sin permiso, —Marta no ...
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