1. En el restaurante


    Fecha: 15/10/2020, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Suelo ir a comer con mi pareja una vez a la semana a un restaurante italiano. A mi novia y a mi nos encanta ese sitio por el trato y la comida. Este día apuntaba para ser un día como otro cualquiera, de buena comida y un rato agradable. Con lo segundo, me quedo corto.
    
    No sentamos a comer como de costumbre. Nos solemos sentar uno en frente del otro para vernos mejor. Ella estaba espectacular. Llevaba un vestido celeste, palabra de honor con un buen escote y, por supuesto, tacones a juego con un pequeño bolso.
    
    Pedimos las bebidas. Agua para mi y Coca Cola Zero para ella. Mientras traen las bebidas, ella aprovecha para ir al baño. Cuando regresa, ya están los vasos en la mesa. La noche acaba de empezar.
    
    Me mira con una sonrisa pícara, y yo extrañado le pregunto.
    
    - Que te pasa?
    
    - Tengo una cosa para ti. Me contesta ella.
    
    No era ninguna fecha especial, así que, puse mi típica cara de extrañado.
    
    Me extendió su mano, cerrada en un puño. Algo ocultaba ahí, y me lo quería dar. Puse mi mano en la mesa, esperando a que me diese lo que escondía. Cuando deja caer en la palma de mi mano aquello, no supe reaccionar. Era un tanga, el suyo, el que llevaba puesto. Me lo confirmó cuando respondió a mis balbuceos. Se lo había quitado cuando fuel al baño. Recuerdo que se lo regalé para su cumpleaños. Es un tanga negro, medio trasparente y con encajes que le regalé para su cumpleaños.
    
    Yo, nervioso y tremendamente sorprendido, mirando a todos lados, cerré el puño y lo metí ...
    ... bajo la mesa para guardármelo. Ella solo reía. Una risa pícara y nerviosa. No suele hacer estas cosas porque es bastante tímida para esto. Normalmente suelo ser yo el que lleva la iniciativa en todo.
    
    Coge su bolso, para ponerlo sobre la mesa y coger algo. Cuando lo encuentra, lo encierra en su puño para dármelo de la misma forma que me dio su tanga. Sin abrir mi mano, ya notaba que era algo suave y duro. Abro mi mano y lo veo, había comprado un huevo vibrador. Si antes me sorprendió, el salto que di en este momento hizo que se girase la mesa de al lado. Mi novia, entre risas, me pidió que se lo devolviese.
    
    Me cogió el vaso de agua y, disimuladamente metió el huevo en el vaso para luego llevárselo debajo de la mesa. A mi no me salían las palabras. No hacía falta ser un genio para saber lo que estaba haciendo. Los movimientos discretos que estaba haciendo delataban su intención. Yo no podía dejar de mirarla. Cuando se detuvo y puso sus manos en la mesa. Le pregunté.
    
    - Te lo has metido?
    
    Ella me cogió la mano. Su intención de hablar fue interrumpida por el camarero. Pedí lo primero que se me vino a la cabeza para que se fuera. Y le pregunté a ella, qué es lo que me iba a decir.
    
    Con la otra mano puso en mi plato un mando. El huevo era inalámbrico, creo que bluetooth, no se muy bien como funciona. Pero se cual es su finalidad. Lo cogí y miré a mi alrededor, lo inspeccioné un poco. Y con la mano que me quedaba libre, la otra seguía dándosela a ella, le di a un botón, ...
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