1. El diario de Claudia: terminé violada y bañada en semen


    Fecha: 04/10/2020, Categorías: Gays Autor: ClaudiaZorra, Fuente: CuentoRelatos

    Era verano; la noche era cálida, con una humedad abrumadora, así que tuve que desnudarme para poder dormir; me encanta dormir desnuda, con a suave brisa del aire acariciando mis nalgas. Ahora me sentía fresca, libre y finalmente me quedé dormida. No sé cuánto tiempo había pasado, lo único que recuerdo es que aún dormida empecé a sentir una caricia suave sobre mis labios. ¿Eran otros labios? ¿una mano? ¿un dedo? Seguía con los ojos cerrados, fuese lo que fuese, se sentía bien y simplemente lo dejé seguir; pasaron los minutos y ahora sentí un gotita de algo aceitoso en mi labios, al mismo tiempo que “eso” tocaba mis labios húmedos con más fuerza, casi empujando, como si tratase de separar mis labios. La brisa del aire fresco me había adormecido completamente, ofreciendo poca resistencia; entonces pasó: ingenuamente separé los labios, al mismo tiempo que los humedecía con la lengua, en ese instante, como una serpiente al acecho, la “cosa” se introdujo en mi boca. Abrí los ojos con cierto pánico. “¿Es una pesadilla?” No, no lo era. Frente a mi había un hombre, de casi uno ochenta de alto, de piel oscura, completamente desnudo, sonriente. Entonces me di cuenta que lo que tenía en mi boca era su verga gigante, casi monstruosa, de al menos 30 centímetros (quizá más), tan gorda como una lata de cerveza; metió toda esa cabeza que parecía un mazo entre mis labios.
    
    Mientras reaccionaba me di cuenta de otras cosas extrañas: seguía siendo yo, Claudia, la chica trans, con verga y ...
    ... todo pero ahora también tenía un par de hermosos senos, gigantes, redondos, con pezones rosados, completamente duros. ¿Qué diablos estaba pasando? Tenía el cuerpo de una completa bimbo, delicioso, suave, lleno de curvas.
    
    “Tiene que ser un sueño, pero me encantan mis tetas” pensé sonriente...
    
    Mi cuarto lucía diferente: era como una suite penthhouse de lujo, con alfombras, espejos, una cama inmensa y todo eso.
    
    Mi misterioso visitante me tomó de la mano, ayudándome a poner de rodillas; yo solo obedecía, sin inmutarme, sin cuestionar. Una vez de rodillas, él nuevamente puso la punta de su pene frente a mi cara.
    
    “Abre la boca” Ordenó.
    
    Su verga se veía absolutamente candente y deliciosa: negra, venosa, con una cabeza ancha, casi parecía la verga de un caballo. Sin pensarlo, abrí lo boca, lo tomé entre mis labios y con un movimiento rítmico empezó a violar mi boca. Yo hacía un esfuerzo por mantenerla abierta, y de ese modo, lentamente, hizo desaparecer esos casi 35 cm de carne en el fondo de mi garganta. Cerré los ojos solo para poder disfrutarlo. No sé cuánto tiempo estuve así. Solo quería gozarla.
    
    Al abrir los ojos el panorama había cambiado: ya no éramos solo él y yo; de pronto la inmensa habitación se veía repleta de hombres, todos desnudos, todos morenos, todos hermosos, alto, fuertes.
    
    “Esta es tu noche” me dijo mi primer amante. “Es la noche en la que te conviertes en la mayor puta de todas, la reina de las putas” “Vamos a cogerte sin piedad hasta que pidas ...
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