1. Mi perro macho me deseaba coger cuando era un chico bonito de 17


    Fecha: 26/09/2020, Categorías: Zoofilia Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Mi perro y yo Todo es 100% real. Solo cambié el nombre de mi perro. Tenía 17 años, blanco, sin vellos en ningún lado. Me veía de 14 o 15, cara de niño, bonito. Cuerpo ese si desarrollado rico, pero siempre he tenido una vista infantil y hasta femenina en mi cuerpo. Pero no demasiado. Pues les gusto bastante a las mujeres. Y ellas a mí, y a veces algunos adolescentes y raramente los hombres. Bueno la cosa es que siempre tuve curiosidad porque me follara un perro pero por miedos y pensar que está mal y es pecado nunca lo había hecho. Total que esa noche en particular me habían hecho sentir más bonito y femenino de lo normal en una fiesta de puros adultos, pero no dejaba que los adultos hombres me cogieran, por dignidad, por no denigrarme a ser una puta. Pero me gustaba sentirme deseado y bonito, ver que me deseaban coger, pero no los dejaba. Entonces al llegar a la casa. Me decidí, mi perro un pastor alemán normal no de esos de patas cortas traseras, siempre me olía el trasero y trataba de cogerme, y yo no lo dejaba. Estaba enloquecido el deseo de los hombres en la fiesta me hacía desear que me cogieran. Mi perro se llamaba Aramy, y me dije, “nadie lo sabrá si es con el perro no habrá consecuencias ni burlas ni humillación”. Además sabía que había una perra en celo en la calle y Aramy estaba loco de deseo. Subí a la azotea solo. Fui con Aramy, el percibió mi deseo y enloquecido deseaba saltarse la barda e ir por mí. Le abrí la puerta lo lleve a un cuarto Aramy ya estaba ...
    ... tratando de cogerme. Se me subía saltaba sobre mi tratando de tirarme y violarme, forzarme. Eso me excitó deseaba entregarme a él, dejarme coger, dejarme dominar, humillarme al dejarlo cogerme y volverme un maricón. Mi plan era quitarme el pantalón ponerme en el suelo a gatas y recargarme en el borde de la cama y dejarlo hacer lo que desease, entregándole mis blancas nalgas. Me acerqué a la cama y me comencé a bajar los pantalones, el perro debía esperar a que yo le ordenara cogerme, que sería cuando me acomodara cómodamente en 4 patas en el suelo. Pero. Aramy no se iba a esperar a que yo le ordenase nada. Comenzó a lamerme y empujarme, le iba ordenar que se esperara, pero no tuve fuerzas, me estaba sometiendo ese perro, y yo lo dejaba con miedo, y deseo, caí sobre la cama con las blancas y bonitas nalgas ya descubiertas, el perro me estaba dominando. Sobre la cama el perro me afianzó y de la primera estocada me lo metió. “Ahhhhhhhh” Sentí increíble dejarme herir, someterme a ser una puta, permitir con deseo de ser quemado por su fuego de su pene, delgadito y resbaloso y duro, que entraba en ese lugar íntimo de mi cuerpo, que todos deseaban y yo no los dejaba, solo a este perro. “Soy suya” pensé. “Me tengo que dejar coger” Comenzó a ametrallarme con su pene. ¡Dios mío! Era increíble ser sometido por ese fuego que deseaba meterse y ametrallarme dentro de mis nalgas. “¡Ohhhh…ahhhh… ohhh…ah-ah-ah!” gemía yo suavemente convertido en mujer, en niña. Me aflojé todo, dejando que me coja. ...
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