1. Una vida sin vida: relatos cortos de un gigoló


    Fecha: 15/09/2020, Categorías: No Consentido Autor: Felipe_Valencia, Fuente: CuentoRelatos

    Hola, soy Felipe. Un chico que ha dejado de ser chico, pues he tenido que experimentar algunas cosas que la mayoría de los muchachos de mi edad ni siquiera pensarían. Decidí plasmar mis experiencias en este pequeño espacio porque me gusta registrar las cosas que me pasan: raro, ¿no? Creo que tampoco es fácil saber que tienes una vida en la cual debes estar oculto de los ojos inquisidores de los demás: es lo malo. Me alegra que existan ese tipo de espacios en los cuales pueda abrir mis pensamientos y, si cabe, poder entretener a las personas que me lean con mis relatos. Sin más, comienzo.
    
    13 de febrero
    
    Uno de los eventos que me marcó la vida fue el ingreso a la universidad: allí encuentras cualquier cantidad de personas tan diferentes que no te imaginas todo lo que puedes vivir allí. Mi primer semestre fue muy movido: literal. Yo sabía que yo era un gay empedernido y que me encantaban los hombres: estaba pendiente de cuanto hombre pudiera mirar, de cuanto hombre me excitara con solo verlo, de cuanto hombre quisiera tener en mi cama... Yo, para entonces, un chico de 18 años entregado a las banalidades de la juventud, al deseo de la carne, sabía que era un versátil de miedo: me fascinaba que me penetraran y yo penetrar, disfrutar de ambas cosas sin restricción ni complejos. Amaba esa libertad. Después de salir de clase, salí a la cafetería a tomarme un refresco. Mientras hablaba con mis amigos, estaba pendiente de quién podría ser una buena opción para la noche (o para ...
    ... los baños de la facultad), hasta que lo vi: un chico guapísimo: cabello negro corto, alto, piel canela y una barba tan baja como mis ganas de ser hetero y tan linda como una buena verga venosa. Me dije: "Felipe, ese es para usted". No lo perdí de vista. Tenía que encontrar la forma de conversarle sin molestarlo y sin ser tan obvio. Sonia, mi mejor amiga, detectó de inmediato esa forma mía de mirar semejante Adonis.
    
    -Feli, si le mira el culo se anima a ir con más ganas: seguro. Se ríe y luego se va con mis amigos. -¡Vaya! ¿Será que Soni puede ver que hasta me rasuré hoy? ¡Chismosa! -me río porque Soni es una buena amiga y me recuerda que debo cogerme a ese tipo como sea. Lo bueno es que como dicen por ahí: "ojo de loca no se equivoca" y me lancé a la caza.
    
    -Disculpa, ¿eres nuevo por aquí? Es que estoy como perdido y pues quisiera saber si podrías ayudarme a encontrar mi salón para más tarde -le dije con una cara de preocupación (la técnica del perdido sí que me ha funcionado).
    
    -Hmm, no. Llevo bastante tiempo por aquí, ¿no se me nota? -me pregunta y suelta esa sonrisa que me hace pensar que me lo tengo que coger ahí mismo.
    
    -Jajaja, tal vez no me ha fallado el ojo, ¿cierto? -le digo yo mientras hago que miro hacia mis zapatos para verle esas piernas que se le ven a través del pantalón.
    
    -Pues deberías darme ese ojo, entonces, porque se ve que es bueno. ¿Salimos y me dices a dónde hay que ir?
    
    En ese momento, siento como si me pasaran rayos X por el culo, porque ...
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