1. Beatriz (I)


    Fecha: 10/09/2020, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Hace tiempo que vengo leyendo los relatos que aparecen en diversas páginas, y me espanta lo mal escritos que están, llenos de faltas de ortografía, y por sobre todo faltos de realidad, o de realismo, quizás sea porque son inventados ad hoc. Además la mayoría están contados en español de España, ninguno en español de Argentina. Por eso me he decidido a enviarles mis relatos, que son nada más que mi propia experiencia. Por supuesto que no voy a dar ningún nombre verdadero, aunque si alguien me conoce bien podrá acertar con quién soy.
    
    Soy una mujer argentina, para ustedes me llamo Beatriz, adicta al sexo, me cuesta pasar más de 48 hs. sin coger, necesito el orgasmo más que el agua. Esto me pasa desde mi adolescencia, cuando descubrí el sexo. A esa edad, colegio religioso mediante, el cuerpo era pecado, las monjas nos enseñaban eso. Pero nosotras en nuestra intimidad sabíamos que no era así. Me gustaba tocarme la concha y las tetitas que apenas se insinuaban; cuando lo comentaba con mis compañeras me contaban que a ellas les pasaba igual.
    
    A la edad de ir a reuniones con chicos encontré que me atraían demasiado. Bailar (a fines de la década del 50, tengo 54 años) era una experiencia excitante. A veces el chico con quien bailaba se acercaba demasiado y sentía su bulto contra mi cuerpo. ¡Las veces que me fui al baño a meterme los dedos en la concha hasta sentir ese placer que luego supe que se llamaba orgasmo!. No me animaba a más por mi educación y mis prejuicios.
    
    La hago ...
    ... corta: perdí mi virginidad en un auto, no me resultó nada sensacional, él se había puesto un forro y ni lo sentí acabar. Después hubo varios, algunos peores y otros mejores. Pasó el tiempo y empecé a coger con mi novio de la facultad al que no le importó demasiado que ya no fuera virgen. Con ese estuve muchos años casada y tuve hijos. Cada tanto él lograba que yo tuviera un orgasmo, también era adicto al sexo, pero sólo pensaba en su placer. Se la chupaba lo mejor que podía, practicamos todas las poses del kama sutra, siempre era igual: yo terminaba en el baño pajeándome como loca hasta gozar sola.
    
    Al final me divorcié; al poco tiempo empecé a conocer el placer de verdad. A las divorciadas todos se les tiran encima. Tuve muchas proposiciones, pero era bastante boluda, pensaba en mis hijos, en la sociedad, en el pecado. Hasta que apareció un colega que me ganó con su ternura, creo que me enamoré, ¡Qué boluda! y que a él le pasó igual, andaba muy necesitada del cariño que mi ex marido nunca me dio. Él era tímido y yo boluda, lo conocía de antes y nunca se me había ocurrido una relación con él; me invitaba a cenar o a tomar un café y charlábamos de nuestras desventuras.
    
    Él, llamémosle Leandro, seguía todos los pasos ortodoxos de los sesenta, yo todavía pensaba que la mujer no debe tomar ninguna iniciativa; primero me tocó la mano, luego me la tomó fuerte, más tarde besos prudentes en el auto, y...al fin besos de lengua muy apasionados y algunas caricias más audaces, todo ...
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