1. Como realicé un trío con mi esposa


    Fecha: 29/08/2020, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Marco6620, Fuente: CuentoRelatos

    ... tardare de 20 a 30 minutos, lo deje y me retire para observar desde lejos. Vi que se sentó en una mesa cerca de mi esposa y llamo al mesero y pidió una bebida que el mesero le llevo, le dio el primer trago y saco sus cigarrillos y simulando que se le había olvidado el encendedor dirigió su mirada a mi esposa que lo estaba observando, y a distancia él le ofreció un cigarro y ella le mostro su cajetilla (de ella), el siguió simulando que no tenía encendedor y volviendo otra vez la mirada hacia mi esposa le hizo la insinuación de ¿tiene lumbre? Mi esposa le sonrió y le mostro el encendedor a lo que él se le acerco y prendió su cigarro. No sé qué le habrá dicho, platico con ella unos minutos y se regresó a su mesa, pero si me percate que mi esposa sonrió.
    
    Dentro de mi dije, ¡qué fácil se relaciona! ¡Le agrado el tipo! ¡Ya sabía que no eras tan santita! Pero no me moleste, mi adrenalina comenzaba a explotar. Decidí que era el momento de regresar y después de sentarme nuevamente aborde otro tema, pero ella tenía una expresión especial ¡fue tan excitante ver esa tranquilidad y gusto que naturalmente relacione con el encuentro con ...
    ... este tipo, no me comento nada de si se le había acercado alguien y pensé ojalá no este cambiando de opinión, le dimos unos chupitos a nuestras bebidas y este amigo se acercó a nosotros y dijo:
    
    —me volverían a prestar su encendedor?
    
    —Perdón? —Le dije.
    
    Y me contestó:
    
    —me tome el atrevimiento de pedir hace un rato respetuosamente de favor a su novia su encendedor y le pido a Usted una disculpa, no sabía que venía acompañada —también me dijo— no la ande dejando sola, a mí me robaron a una novia por eso —y sonrió de una manera natural y elegante, nada vulgar.
    
    En ese momento me salió la elocuencia y le respondí:
    
    —entonces apóyeme en esta ocasión para cuidar no a mi novia sino a mi esposa, hay mucho malandrín suelto —y nos reímos todos. Seguí diciendo— no esté viniendo a cada rato a prender su cigarro, o se compra un encendedor o se toma algo con nosotros y aquí los encendemos.
    
    —no puedo amortiguar el impulso de su amable generosidad —respondió.
    
    ¡Hay Wey!!!! Nunca se me va a olvidar esa frase que pronuncio y trajo su copa de la mesa y se incorporó a la nuestra.
    
    Publicaré lo demás muy pronto.
    
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