Sofía Ardiente Volcancito, Cap. 9. - Relatos Eróticos

Sofía Ardiente Volcancito, Cap. 9.

Respecto al capítulo anterior y lo que vivieron en manos de ese sujeto Aleida y Sandra, mismas que las llevó a vivir y a experimentar a esa edad, ambas una infección vaginal de leve a moderada sin consecuencias futuras, ya que continuamente se rascaban sus partes íntimas y un fluido amarillento con aroma desconocido para ellas, las puso en alerta y se platicaban entre ellas lo que les estaba sucediendo en esas últimas fechas de la manera siguiente: Sa. - - - Oye Aleida ¿sabes?, ¡me anda dando comezón mucho en mi puchita, desde hace una semana!, y me baja algo apestoso y amarillento de la pepita, ¿qué será? Al. - - - Ay manita, eso te iba a comentar, ¡yo también ando con comezón en la cosita! y me baja algo así como me dices y huele a marisco. Sa. - - - Entonces tú también andas igual, uff, se me hace que ese hombre del tráiler nos pegó una enfermedad, hay que decirle a mi pa’ g. . . . . , para que nos de medicina o que nos revise, a mí me da miedo eso, ya ves con eso del VIH, ¿a lo mejor nos contaminó? Al. - - - No digas eso Sandra, ¡me pones nerviosa!, haber enséñame tu pantaleta, para ver cómo te sale eso y como huele, antes de decirle a tu pa’ g. . . . . , sino se va a enojar y nos va a cuestionar que de donde pescamos esa infección, ¡muéstrame! Sa. - - - ¡Ay Aleida, me da pena!, ¡pero mira ve, cómo es el flujo y huele!, ¡ya ves que apesta esa cosa!, no sé cómo le voy a decir a mi pa’ de esto, ¡pero tengo que decírselo!, sino me vaya a poner más peor de mi puchita y tú ...

... también. Al. - - - Sí tenemos que decirle, ¡pero le diremos que a lo mejor lo pescamos en esa “fiesta” que fuimos!, ya que los baños estaban asquerosos y pues teníamos que hacer de la pipí y a lo mejor, ¿de la tasa se nos pasó algún microbio?, pero tú me segundas eh, para que no vaya a sospechar. Sa. - - - Si manita que buena idea, entonces lo esperamos hoy, para ¡que nos revise a las dos! y cómo es igual a lo mío, que tienes tú, ¿no se va a enterar de nada?, no vayas a decir otra cosa, sino me mata, ya ves que es muy bueno conmigo. Al. - - - No, cómo crees, tú también me apoyas cuando hable con él, ¡uy que comezón me da!, ¿ya mero llegará?, hasta me dan ganas de hacer pipí, uff. Sa. - - - Ya no dilata en pasar por mí, ya ves que me quedo en su casa todos los días, quieres que nos revise aquí o te vas conmigo y allá en casa de pa’ g. . . . . , que nos vea, así hablamos con más confianza, ya vez que está Sofía y todo está escuchando. Al. - - - Si manita tienes razón, mejor allá en su casa, sirve que me quedo contigo, y nos recogen juntas la camioneta escolar temprano y allá nos vemos con Sofía en el cole. Ya una vez llegado a casa de s-g. . . . . , las chiquillas le dijeron que querían platicar con él, ya que andaban enfermitas las dos de sus “partecitas”, y que las revisara, para que les diera medicina, ya que les picaba mucho y la comezón no se les quitaba, además de que les bajaba una cosa amarillenta y de olor feo, entonces como todo profesional de la medicina se dio a hacer ...