1. Servicio completo con una aficionada


    Fecha: 20/08/2020, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Para esto, debo decirles que siempre me he sentido atraído por las mujeres maduras, al menos más grandes de edad que yo. Soy luchador profesional y mi nombre de batalla es “Gigolo”, tengo porte atlético (como luchador) y tengo 28 años, asi que mi público son mujeres principalmente. En una ocasión en medio del show y en un inter, la gente me pidió que bailara, lo cual accedí, subiendo a una aficionada que estaba en primera fila, le hice un breve baile y ella me correspondió quitándome la playera (tiempo después supe que esta señora era mamá de uno de mis compañeros luchadores, un niño de 12 años).
    
    Posteriormente, yo llegaba a los entrenamientos, ya en mi faseta como practicante y no como luchador, y ella a veces estaba esperando a su hijo que terminara su entrenamiento, ya que al terminar la clase de los niños, iniciamos los adultos. Las pocas veces que tuve oportunidad de coincidir con ella en el gimnasio, me veía de una forma extraña, como entre coqueta y avergonzada, por lo que solo nos decíamos ¡buenas tardes! y ya no cruzábamos más palabras, en fin, a los pocos días por agluna razón su hijo dejó de ir a practicar, asi que dejé de verla por un buen tiempo.
    
    Un año después, en mi camino a mi trabajo la ví que venía sobre la misma acera que yo, no pude controlarme y al tenerla justo en frente, nuestras miradas se detuvieron, como si ya nos conocíamos y no recordáramos de donde, yo sí tenia bien presente de donde la conocía, pero ella no lo recordaba, yo la saludé con ...
    ... un beso en la mejilla, muy cerca de la boca, ella trató de no seguir el juego, en esa ocasión me limité a preguntarle porqué ya no había ido su hijo al gimnasio?, como estaban? Y que cuando se daban una vuelta?, ella solo se limitó a decirme que tal vez un día volverían. Cuando llegué a mi oficina, estuve pensando todo el día en ella, reclamándome a mi mismo porqué no se me ocurrió pedirle su número de teléfono y entablar comunicación con ella posteriormente, en vista de que me era muy difícil volverla a ver, ya que no sabía ni donde buscarla, nisiquiera se me ocurrió preguntarle su nombre.
    
    Un par de semanas después, cuando iba de regreso a mi casa, después de un día pesado de trabajo, cerca de la parada de autobús, veo venir a lo lejos a esa señora, con la que ya había tenido fantasías de todo tipo, desde aquella vez que la había vuelto a ver, no me la podía quitar de la cabeza; en cuanto cruzamos camino, la recibo con un abrazo y un beso ahora si casi casi en la boca, ella reacciona y me dice “porqué me saludas tan efusivo?”, a lo que solo se me ocurrió responderle, porqué no sabe cuanto gusto me da volverla a ver. Recordé que en esa misma semana, tres días después yo tendría una lucha, asi que fue el pretexto ideal para invitarla y de paso pedirle su número celular. Ella me pasó su número y yo quedé en confirmarle la hora y el lugar de la lucha, debo confesar que hasta ese día conocí su nombre, me dijo ¡me llamo Melissa!.
    
    Ya teniendo su número, empecé a mensajear con ...
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