Sentada en la barra del hotel - Relatos Eróticos

Sentada en la barra del hotel

El estudio jurídico para el que trabajaba en esa época me había enviado en un rápido viaje al interior; se suponía que debía asistir a una serie de aburridas conferencias y, de paso, entrevistarme con un par de clientes locales. Todo eso me estaba volviendo loca.Para colmo de males, mi marido no me había cogido bien en más de dos semanas. Eso me tenía bastante incómoda y más que nada, muy caliente…La primera noche después de la conferencia cené sola en el mismo restaurant del hotel y luego enfundé mis curvas dentro de un apretado y sexy vestido negro. Mis hombros desnudos se veían sensuales y los tacos altos hacían que mis largas piernas se vieran todavía más interesantes.Me mire en el espejo y bajé al lobby del hotel por un trago; sabía que allí encontraría lo que necesitaba tanto esa noche. Solamente tenía que ejercitar un poco mi paciencia…Pero luego de rechazar a unos tres estúpidos y sus estúpidas propuestas, estaba casi convencida de que pasaría la noche sola en la cama de mi habitación; con la única compañía de mi pequeño juguete rojo de silicona; que siempre llevaba en mis viajes…Pero entonces, un pequeño milagro ocurrió…“Por qué una mujer hermosa está sola…?Una voz perfecta sonó detrás, haciendo la pregunta correcta."El hombre adecuado no ha aparecido todavía…”Contesté sin girar mi cabeza para mirarlo.Entonces se sentó a mi lado; era un apuesto hombre rubio, uno muy grande; muy alto, con un cuerpo musculoso. Estaba vestido de manera elegante y sus ropas contrastaban ...

... con el bronceado deNo hizo falta que habláramos una sola palabra más.Mientras finalizaba mi copa, él tomó mi mano libre y la apoyó sobre su regazo. Enseguida sentí algo pulsando y, cuando bajé la mirada, encontré que mi mano estaba apoyada sobre su gruesa verga; un bulto realmente enorme…Mi corazón se aceleró,; pero no pude quitar mis ojos de eso que él me ofrecía. De repente, su mano acarició y exploró mis nalgas.“Quiero conocer tu habitación…” Le dije sin ruborizarme…El viaje en el ascensor me resultó largo, pero disfruté sintiendo sus manos recorrer mis curvas. Mientras sus manos acariciaban mis caderas, mi mente volaba en el aire, imaginando lo que vendría...Cuando entramos a su habitación, él continuó dominándome.Me ordenó desvestirlo. Comencé desabotonando su camisa, abriendo la bragueta y finalmente bajando sus boxers hasta los tobillos. Quedó frente a mí totalmente desnudo.Su verga era bastante larga, todavía sin estar del todo erecta; pero era más gruesa que la de mi adorado esposo.Giró sus caderas, haciendo que esa cosa enorme se moviera de un lado a otro frente a mis hambrientos ojos.Me agaché frente a él y tome su verga entre mis dedos, para meterla en mi boca. Era demasiado grande; así que la recorrí con mi lengua suavemente; mientras ese hombre comenzaba a gemir.Podía sentir mi concha humedecerse cada vez más y más…Mi amante sonrió y de repente me tomó por la nuca, empujándome sobre su verga. Tuve que esforzarme para no atragantarme.Mantuvo ese ritmo, que era un ...