1. Asuntos de familia


    Fecha: 26/06/2017, Categorías: Infidelidad Autor: FMalvino, Fuente: CuentoRelatos

    Aquel sábado atípico de verano, lluvioso y frío, era una invitación para estar en la cama bien acompañado. Natalia mi esposa, cabalgaba lujuriosa sobre mi pene, sus pechos de pezones rosáceos y puntiagudos se movían graciosos acompañando los movimientos de nuestros cuerpos sudorosos y encendidos de pasión. Era una fiesta de los sentidos y de ricas sensaciones que nos hacía sentir vivos, plenos.
    
    Mis manos estaban clavadas en sus nalgas redondas y duras, la sujetaban con firmeza, como aferrando ese momento de placer. Ella mordía sus labios finos, delicados, los cuales me había hecho adicto. Era muy excitante verla gozar, su carita linda, su pelo negro cayendo libre sobre sus hombros daban esa impresión tan angelical, me tenía enamorado.
    
    Natalia con 23 años, sabía moverse muy bien en la cama, era toda una maestra, eso demandaba que siempre estuviera entrenando en el gimnasio o corriendo por la rambla montevideana, un bello paseo de la ciudad que te ventilaba hasta el alma. Me había transformado en todo un deportista. Debía admitir que Natalia me estaba cambiando la cabeza por más que lo negara frente a mis amigos.
    
    La acabada fue deliciosa, ambos quedamos entrelazados disfrutando de ese momento de gran satisfacción como dos niños cansados de sus travesuras.
    
    -“Mañana es el día Amor. ¿Cómo te sentís?”- Me preguntó ella.
    
    -“Bien, un poco expectante y otro poco nervioso.” – contesté. La razón era que la familia de Natalia tenía que hacernos un anuncio muy importante ...
    ... con motivo de celebrar nuestro primer año de casados.
    
    Los García Haedo, eran gente extraña, actuaban con cierto recelo a pesar que ya era uno más de ellos. Siempre hablaban midiendo las palabras y sus miradas penetrantes como las de un tigre acechando a su presa lograban inquietarme. Algo escondían. Tal vez, no era lo que esperaban para su hija y estaban haciendo un gran esfuerzo por contentarla, no sé. La familia de mi mujer era todo un misterio.
    
    -“Quédate tranquilo, no va a pasar nada, tontin.”- Me calmó ella, mientras sus manos acariciaban mis genitales con esa suavidad y dulzura que tanto me gustaba, olvidando por un momento todo ese rollo.
    
    El día había llegado. Estábamos en la mesa con toda la familia reunida, las miradas caían una vez más sobre mí. Me sentía desnudado por esos ojos. Quería salir corriendo.
    
    El grueso bigote de Juan Carlos, le confería un aire de padre de familia de otros tiempos y sin movérsele un pelo, habló: -“Hace un año recibimos con alegría a Facundo en nuestra familia y se ha ganado nuestra total confianza. Por eso, es hora de hacerle partícipe de nuestro verdadero estilo de vida que tanto bien nos hace.”-
    
    Serán de una secta religiosa, o una organización criminal, pensé intrigado.
    
    Mi cara debió ser una mueca graciosa de la máxima expresión de asombro que desató la risa de todos los presentes.
    
    -¿¡Naturistas!?- Exclamé sorprendido y decepcionado, pensaba que estaban en el narcotráfico u en otros negocios turbios. Las carcajadas ...
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