1. Yo Sóla


    Fecha: 08/10/2017, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... aguantar más el codiciado y dulze placer del orgasmo.
    
    Ya no podía más. Tuvo que sacar su polla de la boca de su sirvienta, pues si pasaba su lengua sobre la polla una vez más, estallaría de gozo, y antes deseaba sentir sobre su polla la cálida y orgásmica humedad de aquel coño. Se separó y se puso de pies.
    
    Admiró el cuerpo de su sirvienta una vez más. Tenía toda la parte inferior del vestido levantada hacia arriba, dejando al aire su delicado vello púbico, un pecho se le había salido, en la pasión de la mamada, por el escote y miraba, respirando profundamente, el miembro del Conde. Bajó su mirada y se admiró su polla. Estaba enorme, y salía amenazante de entre sus ropas.
    
    Se colocó entre las piernas de la futuramente follada, y lentamente, se deslizó sobre ella, sin penetrarla. Una vez encontrada la posición más cómoda sobre ella, la hizo una señal con la cabeza. Esta bajó sus brazos y cogió la polla con ambas manos y, delicadamente, condujo la punta del miembro hacia la abertura de su coño. Cuando el Conde sintió sobre su glande la delicadeza de aquel coño, presionó para que entrara hasta el fondo su enorme polla.
    
    Se paró y disfrutó de la sensación de tener toda su polla llenando aquel húmedo coño. Al poco empezó su movimiento rítmico de caderas, lo que le proporcionaba el placer increible de sentir su polla entrar y salir. Notaba en cada centimetro de su miembro el escurrir de la humedad de su sirvienta, como aquella sensación se apoderaba de él y como se ...
    ... agolpaba en su cabeza mientras los herguidos senos de élla se le clavaban en el pecho.
    
    La sirvienta tenia un gesto de placer en la cara, pero sin embargo no emitia sonidos detonantes de su gozo. Esto era debido a que muy frecuentemente, mantenia este tipo de relaciones, relativamente cerca de las esposas de sus amantes. Aun así, estaba gozando como nunca de aquella lenta follada. Como la polla, húmeda de su saliva, resbalaba maravillosamente en su interior.
    
    El Conde notó como pequeñas cuentas de sudor empezaban a formarse en sus sienes. La enorme cantidad de placer que llenaba su cuerpo hacia que el reprimir su inreprimible orgasmo, le costara muchísimo más esfuerzo de lo que le habia costado nunca. Aquel orgasmo le estaba haciendo sufrir como nunca recordaba.
    
    El Conde sacó su polla al fin. Se quedó espectante de ella, esforzandose cuanto podia en guardar su orgasmo. Sin embargo su gozo estaba siendo tal, que temia correrse en aquel momento. Apretó los ojos y los dientes, e intentó llenar su cabeza de alguna idea agena a lo que estaba haciendo. Sin resultado. Queria esperar un poco a que se le bajase la excitación, para empezar de nuevo, pero no hacia más que pensar en el orgasmo, en el placer de la eyaculación, en la enorme corrida que le esperaba.
    
    Sin poder evitarlo, su mano se lanzó fugaz contra su polla, la agarró y estiró del prepucio hacia atras. Esto hizo que el orgasmo por fin estallase en sus huevos. Un chorro de blanco esperma salió disparado, cayendo sobre el ...