1. El masaje


    Fecha: 20/07/2020, Categorías: Sexo oral Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... corazón que poco a poco fueron masajeando su sexo y abriendo sus sonrosados labios.
    
    Sus dedos subían y bajaban por su sexo totalmente depilado, desde el inicio del perineo hasta el monte de Venus, donde se entretenían rodeándolo provocándole a ella nuevos gemidos cada vez que rozaban su todavía oculto clítoris.
    
    Finalmente ella se giró dándole libre acceso a su ya ardiente sexo. Los dos dedos que hasta ese momento jugueteaban alrededor de sus pequeños labios presionaron suavemente su abertura y se introdujeron en su cálido y mojado sexo provocando en ella un nuevo gemido esta vez más alto que los anteriores.
    
    Los dedos de el se movieron pausadamente primero y poco a poco fueron adquiriendo mayor velocidad, dentro y fuera, dentro y fuera, a la vez que sus gemidos ganaban en intensidad y su respiración se aceleraba.
    
    Cuando finalmente su húmeda lengua se posó suavemente sobre sus labios y acarició dulcemente su clítoris, ella no pudo contenerse más y agarrando su cabeza empezó a guiarlo arriba y abajo sobre su ya excitado sexo.
    
    Los labios de el se fundían en profundos besos con los labios de ella lamiendo sus jugos, y su lengua se movía arduamente sobre su clítoris arrancándole más y más gemidos, mientras sus dedos no dejaban de penetrarla hasta lo más profundo de su sexo.
    
    La excitación de ella iba en aumento y sus caderas se movían rítmicamente al ritmo de las penetraciones de sus dedos más y más rápido cada vez, hasta que un gran orgasmo recorrió todo su cuerpo y un gran gemido salió de su garganta antes de desplomarse totalmente sobre la cama.
    
    Cerró los ojos tratando de capturar todas y cada una de las sensaciones que había vivido en aquella última hora mientras el retira sus mojados dedos del interior de ella satisfecho del trabajo realizado.
    
    Cuando abrió los ojos nuevamente el ya se había ido, pero se prometió a si misma volverlo a llamar pues estaba segura de que el aún tenía más cosas que ofrecer.
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