1. Terapia -2


    Fecha: 12/07/2020, Categorías: Confesiones Autor: Altermario, Fuente: CuentoRelatos

    Si uno está muy ansioso de lograr algo, seguramente va a meter la pata. Quiere decir que voy a pensar antes de realizar, tratar de no apurarme, de pensar con la cabeza con cerebro y no con la cabeza colorada con un ojo.
    
    El domingo que viene a Raquel se le ocurrió invitar a Val y a Pepe para comer unos ravioles con tuco, ya que los domingos yo trabajo hasta las 14 horas. Y así no almorzaba sola.
    
    Pasadas las dos de la tarde llego a casa y me entero que pepe no está y me dicen que fue al futbol, el estadio está a unas cuadras. Las dos mujeres estaban solas.
    
    Como imaginaran se me prendieron las luces, pero con calma. Almorcé tranquilo y me acompañaron las dos en la mesa.
    
    Al terminar preferí no comer postre y Raquel me ofreció batirme un café que acepté. Quede con Val en la mesa y en ese momento ella se quejó de un dolor en la espalda. Inmediatamente me paré y me coloque detrás de ella y coloque mis manos en su espalda que comencé a acariciar con la excusa de buscar el lugar del dolor, se dejó buscar.
    
    Localizado comencé un masaje lento que de a poco fue abarcando toda la espalda, siempre sobre la ropa... Estábamos un poco incomodos por el lugar.
    
    Yo: Raquel... Ya arreglaste la cama?
    
    R: no aun, esta sin sábanas...
    
    Yo: bueno porque Val se va a acostar ahí para estar más cómodos...
    
    R: Dale, pero ojo ustedes dos ahí, miren que de acá los veo... (Risas)
    
    Yo: vamos Val... A la cama conmigo... (Risas de los tres)
    
    Val se acuesta boca abajo contra el ...
    ... borde de la cama mientras saco de la mesa de luz el aceite de bebe para el masaje (con Raquel lo usamos para eso y cuando se la meto por atrás… mmm).
    
    Yo: levantate la blusa y desprendete el sostén así no se ensucia la ropa con el aceite
    
    Val: bueno, pero no te hagas el vivo
    
    Yo: tranquila, todo bien, soy yo, no jodas...
    
    Ya está lista y comienzo el masaje, con suavidad y dedicación. Tiene la piel suave y sin marcas y así se lo hago saber, siento la tibieza de la piel de esa mujer y la miro toda. Estaba con el pantalón puesto pero se había descalzado para acostarse, me gustaron sus pies, se los vi suaves y decidí que después de la espalda se los masajearía.
    
    Estuve unos veinte minutos con la espalda, hasta me pareció escuchar algunos quejidos, hasta que le llegó el turno a los pies.
    
    Yo: Ahora te masajeo los pies, hay muchos puntos que te ayudan al alivio del dolor, pero date vuelta.
    
    Se prende el sostén antes de darse vuelta, pero no se da cuenta o lo hace a propósito, pero sigue con la blusa desprendida.
    
    Le agarro los dos pies a la vez.
    
    Yo: que suaves tus pies, no lo tomes a mal, pero están lindos
    
    Val: Vos decís? El pavote de Pepe ni me los toca...
    
    Yo: yo no sé, pero me gusta masajeártelos si te alivia la tensión
    
    Val: dale, habla menos y mové más tus manos (sonrisas de ambos)
    
    Mientras tanto, Raquel ya me había alcanzado el café y estaba con nosotros del otro lado de la cama, en el sillón (el sillón del amor lo llamamos).
    
    Cuando me pareció ...
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