1. Látigo y ositos


    Fecha: 12/07/2020, Categorías: Confesiones Autor: Maria Apunto, Fuente: CuentoRelatos

    ... como que la coloco, dando un pequeño tirón a la goma mientras me muerdo el labio mirándote.
    
    —Me estás calentando mucho… me dices.
    
    Me doy la vuelta completamente y me muestro semi desnuda ante ti, solamente con mis medias de blonda y mis tacones.
    
    Me abro de piernas y me acaricio. Me noto húmeda. Me paso el dedo por mis labios. Veo cómo te excitas mientras me miras.
    
    —Joder porque me tienes atado que sino ya te habría follado ahora mismo.
    
    —Tranquilo fiera, esto acaba de empezar…, te digo sonriendo.
    
    Me subo a horcajadas sobre ti, rozando mis duros pezones sobre tu cuerpo mientras te beso. Alcanzo de encima de la mesilla el antifaz de ositos para dormir, para taparte los ojos.
    
    —Lo que me faltaba, me dices a carcajada limpia.
    
    —Si algo te molesta a partir de ahora me lo dices y paro en seco. - Te digo algo seria mientras te tapo los ojos y te beso en los labios. Dame un segundo, te digo.
    
    Y veo como se te baja algo la emoción, pero no me preocupa.
    
    Me pongo de pie en el suelo y veo tu imagen desnudo, en el centro de la cama, con los brazos agarrados al cabecero y tus ojos tapados. Me encanta.
    
    Voy al cajón de mi mesilla y saco uno de mis vibradores más estrechos y un boli con cabecero de plumilla del escritorio. Del armario cojo un pequeño látigo de un viejo disfraz y los pongo ambos sobre la cama sin que lo notes.
    
    Me subo a horcajadas de nuevo sobre ti.
    
    —No he tardado verdad?, te digo acariciándote con la pluma por el pecho.
    
    Te beso en los ...
    ... labios y notas mi pecho sobre tu cuerpo, mis pezones endureciéndose. Entonces juego con ellos delante de tu boca, rozándolos con tu lengua, los besas, los muerdes. Me excito.
    
    Te dejo con la miel en los labios y voy bajando. Te beso el cuello, el hombro y voy bajando lentamente, derramo sobre tu pecho la cerveza fría, das un respingo y con mi lengua la voy recogiendo, relamiendo tu torso, tus pezones, te los lamo, te los muerdo.
    
    Notas el roce de mis medias en tu cuerpo, en tus muslos, el roce de mis tacones en tus pies, noto como tu piel se eriza con mi cuerpo. Entonces estiro la mano, sujeto el látigo, separo la boca de tu cuerpo y doy un latigazo fuerte sobre la cama. No te toco. Pero das un respingo y veo como se te eleva.
    
    —Te molesta?, te pregunto rozando mis dedos al final de tu torso antes de llegar a la base de tu miembro.
    
    —Me ha pillado desprevenido, es todo. Sigue.
    
    —Eso quería escuchar!, te digo sonriendo aunque tú no me ves.
    
    Me inclino de nuevo sobre tu cuerpo, y rozo suavemente tu miembro con mi lengua, desde la base hasta la punta… sujeto el látigo de nuevo y vuelvo a dar un latigazo sobre la cama mientras notas mi lengua en tu glande. Te endureces de golpe. Repito la jugada, doy más fuerte sobre la cama, notas el aire del movimiento del látigo cerca de tu piel, no te roza, pero te excita. Notas mi lengua jugando en tu glande y se te pone muy dura. Me la meto entera en la boca. Mueves tu pierna entre las mías y notas mi calor, mi humedad. Te sigo ...