1. El hijo del concejal: Turno de noche


    Fecha: 06/07/2020, Categorías: Confesiones Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    Afortunadamente, mi casa queda solo a diez minutos del hospital. Y en cuanto llegué, miré a ver si mis compis se habían comido la tortilla que había dejado en el frigo.
    
    Estos cabrones, suelen jugármela en cuanto me descuido.
    
    Por suerte, todavía seguía ahí; así que, la metí un minuto en el microondas y me preparé una ensalada. Luego, le di un par de vueltas a unos filetitos de cinta de lomo, que no aguantaban mas; y aunque no lo creáis, a las 15:45 ya estaba comiendo.
    
    No tomé café.
    
    Me acoplé en el sofá, para ver el octavo episodio de la primera temporada de “Krypton”, que es la serie que estoy viendo y, por supuesto, que pude oír a Dani y Alejandro cuando llegaron... pero, me quedé dormido.
    
    Me desperté a las 20:20, de un sueño muy pesado.
    
    Me comí unas mandarinas, mientras me preparaba un té; y después de disfrutarlo, tranquilamente, me metí en la ducha.
    
    Y a las 22:55, ya estaba mirando la agenda de tareas, en el ordenador de “CONTROL” en la séptima planta…
    
    Y lo vi salir del ascensor.
    
    ¡Como me gusta, mi estudiante en prácticas!
    
    Llegaba sonriendo...
    
    - ¡Que puntual!...
    
    - ¡Si!… es uno de mis defectos, ¡jajaja!
    
    Estaba precioso con ese pantalón vaquero, elástico, azul oscuro, destrozado en la parte superior del muslo, en ambas piernas, y esa camisa blanca, absolutamente impecable, debajo de una cazadora de piel color wisky, preciosa (de Desigual) y sus botas (de Panama Jack).
    
    - ¡Bueno!, creo que sería mejor que te pusieras esto para estar ...
    ... por aquí; y le dejé una de mis batas. Ya le he dicho, a Rosi y a Barbara, que eres de la casa.
    
    Bajamos a los vestuarios; y me encantó ver como se cambiaba delante de mi...
    
    Después, subimos al hall de entrada para ver como se presentaba la noche.
    
    - ¡Que tranquilidad!, ¿verdad?
    
    No se veía a nadie; y todo estaba en silencio.
    
    Adrián solo movió la cabeza; y asintió, risueño.
    
    Cuando llegamos arriba, nos encontramos con Denís; un futbolista, con el tobillo destrozado, que solía pasearse por el pasillo antes de meterse en la cama.
    
    - ¿Que tal?, Denís… ¿como va la cosa?
    
    Nos miró de arriba a abajo y...
    
    - Bien. Muy bien, ¡gracias!
    
    - ¡Venga!… ¡que descanses!
    
    - ¡Hasta mañana!
    
    - ¡Hasta mañana!
    
    Al entrar en la 712 nos encontramos a Tobías muy tranquilo, y leyendo una novela...
    
    - ¿Y, eso?, le pregunté
    
    - Me la han dejado unos amigos de mi padre.
    
    - ¿Has tenido visita?
    
    - ¡Si!… y me ha venido muy bien, la verdad.
    
    Y me miró de manera incisiva...
    
    - Supongo, que habrás cenado... ¿no?, dije...
    
    - ¡Eso, si que no! ¿ves?
    
    Y, en ese momento, reparé en la bandeja de la cena, que aún continuaba sobre la mesa.
    
    - ¿No ha pasado nadie a recogerla?...
    
    No contestó…
    
    ... y, un poco extrañado, por su silencio, miré la bandeja de la cena diciendo:
    
    - ¡Asquerosa!, ¿no?
    
    - ¡Como lo sabes!, tío… ¡que asco!
    
    Y le miré, como solo lo hace un cómplice...
    
    - Entonces, ¿voy a por algo más apetecible?, ¿te parece?
    
    - ¡Estaría bien!… ¡si!
    
    - Este ...
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