1. La lesbiana que me convirtió en su putita


    Fecha: 06/07/2020, Categorías: Lesbianas Autor: mimadaa, Fuente: SexoSinTabues

    Honestamente cuando me desperté ese día jamás hubiera imaginado que sería una locura. En la empresa en la que trabajo uno de nuestros camiones que trasportaba vinos sufrió un percance en la carretera, por supuesto todos se movilizaron y al ser yo el comodín favorito de mi jefe sobre todo cuando se trata de relaciones con el gobierno, pues no tuve más remedio que ir personalmente a la oficina de ecología para que me extendieran un certificado que era necesario para el manejo de esa mercancía. En fin, al llegar ahí, afortunadamente, salieron a mi paso personas conocidas, que se habían quedado ahí después del cambio de administración municipal. Salude a un par de ella. Pero de pronto veo venir a una silueta bastante ruda que de inmediato llamo la atención, pues no puedo negar la cruz de mi parroquia, me encanta lo rudo, lo puerco y lo soez. Pero para mi sorpresa no era un hombre, sino Gilda, una chica a simple vista lesbiana, pero más bien con tintes a ser un hombre, grandota, alta y robusta; siempre vestida con jeans masculinos, camisas de cuadros y hasta sombrero. Se deja el poco bigote y patilla que pueda salirle, no usa accesorios, salvo un cinturón piteado con una hebilla enorme. Se para como un hombre rudo y aunque es una chica (o chico) bastante llevadera, su pinta es de todo un macho mexicano. Cuando llegó al lugar en el que estaba la salude como a las demás con un beso y un abrazo, pero debo decir que cuando me agarró con sus manotas la cintura, sentí esa descarga ...
    ... eléctrica extraña que sólo me viene cuando un macho me va a tratar con toda una puta. Y creo que ella se percató de eso, porque nunca se fue de la sala en la que yo estaba esperando el documento que ya había pedido. Se paseaba como amedrentando con sus botas, se ponía en las esquinas. Y entre más la veía, más me imaginaba lo que me haría esa cabrona si me tuviera encuerda en la cama y ahí comencé a escurrir, como la zorra que definitivamente soy. En fin, hacía mucho calor en el lugar, por lo que me terminé toda mi botella de agua de un litro y en unos momentos ya quería ir al baño. El lugar donde se encontraba las oficinas de ecología está horrendo, pero las oficinas por dentro nada mal, eran originalmente una casa. Isabel la chica que me ayudaba con el certificado me dijo que pasara al baño al fondo que ella tardaría unos 30 min más pues no había más que ella y otra persona en la oficina así que lo haría personalmente. Gilda aprovechando eso inmediatamente me dijo – Yo te digo donde está el baño – Y yo ni tarda ni perezosa me fui detrás de ella. Llegamos al baño que estaba en lo que seguro había sido la recámara principal de esa casa, hasta ese lugar aún no se extendían las oficinas. – Es aquí guapa- Me dijo Gilda. Entré y en fracción de segundos sentí un empujón y escuché el seguro de la puerta, a voltear recibí una cachetada que me dejó media tonta y casi a la par estaba pegada a la pared del baño sintiendo a centímetros de distancia la respiración de Gilda. – Ahora sí pinche ...
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