1. Mi ahijada Andrea. 4


    Fecha: 03/07/2020, Categorías: Hetero Autor: vicioso69, Fuente: SexoSinTabues

    Estábamos desnudos en el sofá, echada sobre mí, su mejilla sobre mi pecho y una de sus piernas entre las mías. Yo la abrazaba y acariciaba su espalda. No dejaba de pensar en lo que acababa de pasar. Andrea se había comportado extrañamente atrevida, no era propio de ella, aunque entendía que cada vez se mostrara más extrovertida y activa, pero había sido un cambio demasiado brusco. Yo no quería que perdiera la candidez que tanto morbo añadía a nuestra relación. El hecho de haberme ofrecido su coñito o haber mamado mi miembro no restaba un ápice a su inocencia, pues ella tan sólo se dejaba guiar y hacía ciegamente lo que le pedía por la confianza ciega que tenía en mí y pensando, supongo yo, que las cosas que yo le pidiera eran las que hacían todas las parejas. Yo quería que siguiera siendo la niña inocente y candorosa que con la mayor naturalidad del mundo se paseaba por casa en braguitas, muchas veces dejando clarearse a través de la fina tela, la negrura de los pelillos de su pubis; y con los pechos al aire sin ningún pudor, sin tener conciencia del deseo y la lujuria que despertaba en mí. De pronto dijo: Juan, me lo he tragado, me da asco así tan blando. ¿Pasa algo por eso? Estaba dándole vueltas al hecho de haberse tragado mi corrida sin querer y era algo que no le había gustado, sobre todo por la textura del semen. No te preocupes cariño, no pienses en eso ahora, lo hacen todas las mujeres y no pasa nada por tragarse el semen. ¿No ves como yo me bebo tus juguitos? Los ...
    ... hombres nos tragamos lo que echáis las mujeres y vosotras hacéis lo mismo con la leche. Todo el mundo lo hace. Yo intentaba convencerla de que tragarse el semen era la cosa más natural del mundo, sobre todo habiendo visto antes que su madre también lo hacía y disfrutaba con ello y que con el tiempo no le daría importancia, pues seguro que llegaría a gustarle como a muchas mujeres. Mi voz tranquilizadora y sosegada y las caricias que le estaba haciendo con mis dedos en su espalda y su culito obraron el milagro y Andrea dejó de preocuparse del semen que minutos antes se había tragado sin proponérselo, para concentrarse en disfrutar con mi masaje. Otra cosa que me tenía intrigado era el hecho de que me pidiera que se lo hiciera más deprisa con el tubo y se lo pregunté. Antes me pediste que te metiera el tubo más deprisa. Yo te lo hacía despacio para no hacerte daño. ¿Te daba más gusto deprisa? Es que sentía como un picor muy fuerte dentro y no lo podía aguantar, por eso te dije que me lo hicieras más deprisa, para que se me pasara. ¿Entonces te hice daño? ¿Qué sentías? Tenía curiosidad por saber que había sentido Andrea al follarla con el tubo por el culo y si le había gustado o sólo había consentido a mi deseo. Cuando se me quitó el picor era una sensación rara pero no me dolía, me gustaba que me lo hicieras, sentía como un hormigueo muy agradable, me respondió. Su contestación fue como un latigazo para mi imaginación, pues empecé a imaginar otras muchas cosas que podíamos hacer ...
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