1. Con el maduro de la tienda...


    Fecha: 30/06/2020, Categorías: Gays Sexo con Maduras Autor: renovatio111, Fuente: xHamster

    Había ido a hacer un recado a un barrio de Madrid que está algo alejado de mi casa. Cuando me encuentro en una zona donde sé que no me conoce nadie, que puedo hacer lo que quiera sabiendo que no me voy a topar de pronto con un colega o un vecino, me entra una vena morbosilla y me pongo a fantasear con cualquier cosa que esté a mi alrededor; me veo sobándole el culo a este universitario buenorro, tocándome en esa esquina cuando ya ha oscurecido, o fumándome un peta en aquel banco con aquel macarrilla mientras hablamos de guarradas varias.Pero nunca me habría imaginado con qué me iba a encontrar, aquella misma tarde, en una aparentemente inocente tienda de cómics que me llamó la atención al pasar ante ella. Entré; era pronto, y me gusta echar un rato ojeando este tipo de tiendas. Era de esas grandes, especializadas, con muchos cómics de importación y figuritas caras para frikis sin remedio; como yo, jeje.- Buenas –saludé levemente al vendedor cuando pasé por delante del mostrador.- Qué hay –respondió sin levantar la vista (estaba leyendo un cómic), pero con una voz grave y cálida que me incitó a mí a levantarla y echarle un vistazo de reojo. Era un hombre de unos cuarenta y muchos, aunque su edad se reñía con un aspecto juvenil y despierto bien conseguido: cuando podría haber llevado camisa, en lugar de ello lucía una camiseta ceñida de las que casi no tienen manga, buena elección ya que no tenía mal cuerpo y le quedaba de puta madre (y yo, a mis 23 años, de camisa para ...
    ... disimular mi pequeña barriga cervecera... umm bueno, en todo caso más tarde agradecería mucho este detalle pues las camisas me favorecen bastante); estaba además sensualmente rapadete, pero lo mejor de todo era la postura, pues leía desde una silla alta, mirando hacia abajo con el tronco erguido, y una mano agarrándose espontáneamente la rodilla, en plan macho.Pensaba en la sugerente imagen del vendedor mientras echaba un ojo distraído a los estantes de cómics, cuando al cabo de un rato me encontré, sin esperarlo, con la sección de cómics eróticos. De forma instintiva, busqué un apartado gay y sonreí al ver que efectivamente lo había. La tienda estaba vacía, y dioss, qué libertad poder abrirlos y dejar que se me pusiera dura sin preocuparme porque me viese alguien... Por supuesto, un poco más allá estaba el vendedor, pero él seguía con su cómic tranquilamente y además estaría acostumbrado a ver a chavales cayéndoseles la baba con aquellas morbosas portadas; los vendedores no suelen meterse en los asuntos de los clientes, aunque, jóder, éste sí que se metería a fondo antes de que acabase el día.Miré el reloj, las 19:55, mierda, estaba a punto de cerrar; tendría que apuntar la dirección para venir en otra ocasión con más calma. Tras comprobar que ya no se notara bulto entre mis piernas, pillé dos cómics gays que me molaron y fui al mostrador. Al ir a mirar los precios vi que eran caros y quise optar por uno; como no me decidía, se me escapó decirle distraídamente al vendedor, sin ...
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