1. 41.3 Principio de acuerdo


    Fecha: 30/06/2020, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... sombra que sin tocarme me protegía, así me sentía ahora, como un niño sometido voluntariamente a su compañero, al que ama sin saberlo en su corazón de infante.
    
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    La ligera niebla que nos cubre oculta el sol, si hoy hubiera sido el eclipse solar tampoco lo hubiéramos podido ver, habría tenido lugar antes de que nos levantáramos. Con la hora tan tardía tampoco vamos a correr, pero si a caminar por las calles de la parte vieja de la ciudad.
    
    A Gonzalo le admira todo, el edificio del teatro de la ópera, la Grand Place de Charles De Gaulle, luego la Catedral.
    
    -¡Qué bonita ciudad!, anoche teníais un agradable ambiente entre vosotros, parecía como si estuviéramos en España, me sentía muy a gusto y muy bien. –no puedo evitar el reír alegremente.
    
    -¡Oh!, no has visto nada aún, es una ciudad maravillosa con gente amable y simpática, donde al cabo de poco tiempo te sientes acogido, es cierto Gonzalo, a mi me encanta y seguro que lloraré cuando la tenga que dejar.
    
    -¡Y donde todos se besan! -desbordo en una risa alegre ante su sorpresa, se ha dado cuenta de cómo la gente se besa y es un saludo muy común entre amigos, a mi no me llama ya la atención, se han vuelto escenas normales para mí.
    
    Comemos en un restaurante al lado de la casa de Rafael, camino de la Catedral, hay música y turistas que ocupan varias mesas alargadas, viven sus días de fiesta plenos de alegría.
    
    Le observo comer, le cuesta llevar el tenedor a su boca.
    
    -Come por favor ...
    ... Gonzalo, ¿no te gusta?, podemos pedir otra comida. –solo me mira en lugar de comer.
    
    -Me encanta la comida que has elegido, pero me gustas mas tú pequeño.
    
    Su mirada de cariño es igual a la que pude sentir aquella tarde en la arena de la playa. Jugábamos a la pelota, celebrábamos el cumpleaños de Iñigo, su casa está pegando al paseo y solo había que cruzar el paso de cebra, ¿qué edad teníamos?, ¿diez, once años?
    
    Caí al lado del agua sujetando la pelota, la arena húmeda se pegó en mi cara marcándola de tenues rayas de color al ser raspada, se agachó a mi lado y paso su mano por mi rostro para limpiármelo, sus dedos parecían un aleteo de plumas y le mire a sus ojos preocupados por lo que me hubiera pasado, su dedo pulgar se detuvo en mi labio inferior arrastrando la arena envuelta en mi saliva. En ese momento se rompió el encanto al ser arrollados por los amigos que se tiraban sobre nosotros en un amasijo informe de cuerpos luchando por la pelota.
    
    Sujeté su mano con fuerza.
    
    -Ahora es el momento de comer y de recuperar fuerzas, esta tarde voy a darte una paliza y me vas a pedir un descanso. –le debí convencer y su tenedor comenzó a viajar del plato a la boca.
    
    Volvimos a pasear hasta que nos cansamos y decidimos regresar al hotel, me quité los zapatos y fui al baño, cuando regreso le encuentro tumbado en la cama, en la pared de enfrente tiene una enorme pantalla y está escuchando las noticias.
    
    Me tiendo a su lado y voy viendo pasar las imágenes sin presarles ...
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