1. El amigo de mi marido


    Fecha: 23/06/2020, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cerrara totalmente los ojos, en ese instante se volcó para recibir el agua en su espalda, dejando ahora ante mi vista su pene, aunque flácido, era de un tamaño normal, lo que sí, se veía bastante grueso, y muy peludo, mi mente divagó por un momento, imaginándolo erecto y firme, más aún cuando comenzó a lavárselo, ya que era ahí cuando se lo tocaba y lo movía de un lado a otro.
    
    Me salí de la escena rápidamente por dos motivos, el primero era que podía abrir los ojos ya lavados y verme, pero la principal razón era, que me di cuenta de lo que estaba haciendo, espiando a otro hombre, cosa que aún no concebía del todo, me dirigí a la cocina y preparé el desayuno, volvía a mi pieza y esperé a que Pedro terminará para ocupar la ducha, pero esta vez cerré muy bien la puerta, no quería ser yo esta vez, la víctima de miradas.
    
    Esa mañana me coloqué un vestido muy corto, debido al calor que comenzaba a sentirse, sin sostenes, cuando nos sentamos a la mesa con Pedro, conversamos de todo, pero traté de que no se notara que yo lo había visto en la ducha, cada vez que me paraba a buscar algo, notaba que su mirada se iba derecho a mis piernas y mi trasero, las que se hacían notar muy bien, esas miradas provocó en mí aunque no lo quería, cierto grado de excitación, situación inevitable que trajo consigo la erección involuntaria de mis pezones, haciéndolos sobresalir y marcarse muy notoriamente en mi delgado vestido, por supuesto que Pedro lo notó, y en varias oportunidades, lo sorprendía ...
    ... mirándomelos directamente.
    
    Así pasó el día, Pedro salió durante la tarde, y yo me quedé en casa. Durante todo ese día, hizo mucho calor, situación de la que me aproveché en la noche. Como Pedro me avisó que llegaría tarde a dormir, yo aproveché para acostarme temprano, traté de leer, pero no me podía concentrar, ya que mi mente divagaba en el recuerdo de Pedro en la ducha, su pene al aire, sus miradas a mis piernas y pechos, además del recuerdo de mi sueño teniendo sexo con un desconocido, ese mar de pensamientos no me dejaban tranquila, y una idea loca pasaba por mi mente, me preguntaba, como sería Pedro sexualmente. La verdad que ese pensamiento, acompañado de los otros provocó una intensa excitación involuntaria en mí, la que llevó a que me comenzara a tocar por sobre mi calzón, percatándome que estaba totalmente mojado.
    
    Aquellos pensamientos iban creciendo cada vez más y más, y decidí por probar una idea. Busqué el calzón más pequeño que tenía y una polera delgada semi transparente, que sólo me cubría hasta un par de centímetros más debajo de mis senos, dejando visible todo mi vientre.
    
    Calculando la llegada de Pedro a la casa, dejé descaradamente la puerta de mi dormitorio abierta, y la luz de la lámpara encendida con una tenue intensidad, me acosté y me tapé a medias con las sábanas, dejando al aire mi pierna que estaba ubicada a la orilla de la cama con vista a la puerta y la mitad de mi vagina al aire, pero siempre con el diminuto calzón puesto, haciéndome la ...
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