1. Ética, religión y Mónica


    Fecha: 17/06/2020, Categorías: Sexo Oral Autor: Lman13, Fuente: CuentoRelatos

    ... harías. ¿No has sentido en alguna ocasión la necesidad de desahogarte usando una palabra que habitualmente no usarías cuando estás frustrada o muy emocionada por algo?
    
    -Pues… sí.
    
    - Entonces úsala, libérate. Déjalo salir todo. Dime que pasó después de que te besé.
    
    Vi en su rostro algo de pena, pero también pude notar que la excitación se volvía a asomar.
    
    - Me acariciaste las tetas.
    
    - Excelente ¿Y luego?
    
    - Me sacaste una del sostén.
    
    - Sí, así fue y debo decirte que tienes unas de las tetas más hermosas que he visto jamás.
    
    Ella se rio con cierta pena y se revolvió entre mis brazos al tiempo que bajaba la cara con cierta vergüenza. Tome su barbilla suavemente e hice que me mirara.
    
    -Dime qué pasó después.
    
    - Me metiste la mano en el pantalón.
    
    - ¿Y te gustó?
    
    - Mucho.
    
    - ¿Luego?
    
    - Me metiste la mano en… la panocha.
    
    -Genial, sigue.
    
    - uno de tus dedos se fue a mi ano.
    
    - No, no, no. ¿A dónde?
    
    Con una sonrisa pícara contestó:
    
    - Me metiste unos de tus dedos en el culo.
    
    - ¿Cómo se sintió
    
    - Muy rico.
    
    - Ok. ¿Luego?
    
    - Me hiciste terminar… Quiero decir... me vine.
    
    - ¡Perfecto!
    
    - ¿Pasé el examen?
    
    - Con excelencia.
    
    - Una cosa más. Todo lo que acabamos de hacer son las cosas que tu hubieras dicho que son malas, que solo las chicas fáciles o las prostitutas harían, ¿Cierto?
    
    - Sí.
    
    - Ok. Si tú lo deseas puedo introducirte en las artes del sexo. ¿Te gustaría?
    
    - Sí, por favor, sí.
    
    - De acuerdo, pero si lo hago ...
    ... dejarías de ser la niña religiosa y mojigata que hasta hace un rato eras y te tendría que convertir en lo opuesto. ¿Aun así quieres continuar y quieres que te convierta en otra cosa?
    
    - Sí.
    
    - Entonces dilo.
    
    Entendió el mensaje y viéndome fijamente dijo con tono decidido.
    
    - Quiero que me hagas una puta.
    
    - ¿Segura?
    
    - Sí, quiero ser una puta.
    
    - ¿Cueste lo que cueste?
    
    - Sí.
    
    - ¿Harás todo lo que te diga?
    
    - Todo.
    
    - Entonces es un trato. Bien, dime que crees que haría una puta ahora. Dime lo que se te ocurra, lo que te gustaría hacer.
    
    Y completamente desinhibida, con los pantalones y calzones a media pierna y una teta de fuera, se estiró hacia mi oído y me dijo.
    
    - Esta puta quiere mamar tu vega.
    
    Se fue a mi pantalón y me lo bajó y expuso mi verga que no es muy gorda pero sí algo larga y con una cabeza abultada y la miró por un rato. La movió suavemente de arriba abajo y luego bajó la cabeza para chupármela. Yo le di algunas instrucciones y finalmente no pude más y me vine como pocas veces. Lancé no menos de seis o siete chorros de semen que se depositaron en su boca, labios, barbilla, nariz y tetas. Cuando levantó la vista hacia mis ojos el espectáculo fue increíble. Si en ese momento me hubiese dichoeres mi esclavo, yo hubiera dicho que sí.
    
    Con la satisfacción de una niña que sabe que se acaba de sacar una carita feliz en el kínder preguntó
    
    - ¿Qué tal lo hice?
    
    - Perfecto. Aprendes rápido.
    
    - ¿Hay otro examen?
    
    - No, más bien una ...
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