1. La licenciatura


    Fecha: 10/06/2020, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: GabrielledelD, Fuente: CuentoRelatos

    ... la trasera del bus, sola, fumando como una carretera.
    
    La segunda etapa era Berna. Tras un recorrido turístico por paisajes de postal llegamos alrededor de las siete de una tarde bochornosa como solo puede serlo en la centroeuropa montañosa. El hotel se encontraba en pleno núcleo histórico. Desembarcamos y cenamos con tiempo más que suficiente para prepararme a lucir el palmito. En la habitación ya estaba Hilde. Inmediatamente me percaté de su total inhibición. Andaba totalmente desnuda, con la ventana a la calle abierta de par en par. Cierto que hacía mucho calor pero, vaya, tampoco era para eso. Yo me duché; me lavé los rizos; me pinté; me puse de estreno mis ropitas interiores: unas dos piezas negro comprado para la ocasión; me enfundé una de mis habituales minimini y un suéter sin mangas, que exigía a gritos desprenderme del suje, y a la discoteca que nos habían recomendado a todo el grupo. Estaba realmente sexy e insinuante.
    
    Bailé como una loca. Todo lo que pude y más. En un descanso para reponer líquidos fui a la barra a por una jarra de desustanciada cerveza suiza, lo único que podíamos permitirnos en ese caro país, y allí estaba Hilde, sentada, sola, fumando cigarrillos Dunhill de caja dorada y granate, con un brebaje fuerte al lado. Me acerqué a ella y tras beberme de golpe la birra la invité a que me acompañara a la pista.
    
    - Bailar no es lo mío, contestó.
    
    Así que la dejé y volví a la juerga.
    
    Cuando empezó el lento, tras desembarazarme a duras penas ...
    ... de una multitud de compañeros y lugareños que querían disfrutar de mis encantos me dirigí de nuevo a la barra a darle un poco de conversación. Ya no estaba.
    
    Al cerrar la disco la ciudad era un cementerio. Así que volvimos al hotel a una habitación a continuar el sarao. Cuando el conserje nocturno nos amenazó con llamar a la policía nos fuimos a dormir. Eran las tres de la madrugada. El fin del mundo para los helvéticos.
    
    Entré sin hacer ruido. Había mucha luz ya que la ventana continuaba abierta y el alumbrado público era por allí inusualmente intenso. Hilde yacía totalmente desnuda en posición semifetal. Sigilosamente fui al baño, me quité las ropas y me quedé en bragas. Prescindí de la camiseta a causa del intenso calor, pero me puse el sostén. Me senté en el sillón de la habitación a satisfacer un pequeño vicio: fumarme un único cigarrillo americano mentolado justo antes de meterme en la cama. Mientras aspiraba el humo con delectación miraba a Hilde. La veía perfectamente: me fijé en sus grandes y hermosos pechos y en su abundante vello púbico. Comencé a excitarme. El cigarro terminó y me fui a la cama. Entonces oí su voz.
    
    - ¿Se puede saber que mirabas?
    
    No contesté inundada de vergüenza. Ella tampoco insistió. Me dormí azotándola en sueños.
    
    Apenas me había dormido cuando desperté sobresaltada al notar que alguien desabrochaba mi sujetador. Giré instantáneamente la cabeza. Hilde seguía durmiendo en idéntica posición. Entonces me di cuenta que mis braguitas ...
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