1. La licenciatura


    Fecha: 10/06/2020, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: GabrielledelD, Fuente: CuentoRelatos

    Tras mis primeras “experiencias” de aquel año turbulento en que cumplí los 16, y que en su momento conoceréis, pasaron muchos años, quizás demasiados, en tener un affaire lujurioso de cierto calibre con otra persona. Mi, en general, rechazo hacia los hombres y mi natural discreción al acercarme a otras mujeres me privó en ese período de tiempo de una vida sensual más intensa. Escarceos de una noche en la disco con cualquier tío o tía, como máximo saldados con alguna felación o un apresurado cuni. También es cierto que disfrutaba enormemente, y lo sigo haciendo, con mis fantasías sado y con la masturbación. A fin de cuentas lo que vale es la mente, e imaginación nunca me ha faltado. Lo que voy a contar ahora, mi segundo encuentro serio con el sexo duro ¿compartido? puedo calificarlo como el suceso más extraordinario que he vivido jamás.
    
    Tras el bachillerato fui a parar a estudiar a la Universidad de Valencia. Terminé la carrera con un brillante expediente académico al cumplir veintitrés años justos. Por esa época conocí a Javier, el único, ¿único? hombre de mi vida, pero todavía no mantenía con él contacto carnal alguno. Tuvo su premio, según el estúpido punto de vista del orgullo varonil: con él perdí mi virginidad, pero por esas fechas mi himen y mi ano continuaban intactos. En Julio celebramos el típico viaje con el típico autobús, por el típico recorrido (y, entonces todavía asequible) de Francia, Suiza, Austria, Italia; de nuevo Francia, y a casa. Salimos ...
    ... relativamente temprano sin casi haber dormido por la celebración previa a la partida. Estaba previsto que la primera etapa finalizara sobre las nueve de la noche, pero una inoportuna avería hizo que llegáramos al hotel en Annecy a las tres de la madrugada. En el vestíbulo se distribuyeron y numeraron las parejas para la ocupación futura de las habitaciones. Como el grupo de amiguetes al que yo pertenecía era impar, la suerte me colocó de compañera de habitación para todo el recorrido a una chica con la que nunca había cruzado dos palabras. Se llamaba Hilde. Era más bien menuda, morena, con un cuerpo proporcionado. Grandes ojos negros en una cara agraciada. Pero lo que destacaba sobre todo y la hacía muy popular entre los machitos de la Uni era su enorme busto. Vestía siempre pantalones. A excepción de su exótico nombre era muy reservada y discreta. Casi nunca se la veía con la misma gente. No parecía muy sociable, la verdad. Mala suerte. Pero yo estaba sin cenar y muerta de cansancio. Solo quería meterme en la cama y dormir unas horas, así que entonces ni me importó. Entré en el baño la primera; me metí en la cama con mi camiseta de Snoopy larga y sin mangas, y me dormí antes de que Hilde saliera.
    
    A la mañana siguiente tuve que despertarla zarandeándola de tan pesadamente como dormía. Como no hacía caso y se hacía tarde, muerta de hambre tomé mi bolsa de viaje y bajé a desayunar. Hilde entró en el autobús cuando todo el mundo estaba ya sentado. Tuvieron que ir a buscarla. Se quedó en ...
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