1. Una maravillosa manera de comenzar el día


    Fecha: 29/09/2017, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Serëgon, Fuente: CuentoRelatos

    ... a restregarlo, arriba, abajo y círculos en su clítoris. Dejo de hacerlo para poder penetrarla. Lo hago poco a poco. Una vez está totalmente dentro, la saco y así repetidamente pero despacio. Mientras tanto, voy lamiendo y mordiendo sus pezones. Ella agarra mi espalda y comienza a arañarme cuando embisto con más fuerza y velocidad. Voy haciéndolo cada vez más deprisa hasta no poder más. Aguanto así todo lo que puedo. La cojo por los tobillos y levanto las piernas, luego las cruzo y cierro. Eso es maravilloso, se aprietan las paredes de la vagina y es más placentero. Sus gemidos y gritos entre su respiración alterada me excitan más todavía. Cambiamos de postura, se coloca a cuatro patas. La penetro y sus pechos se mueven al compás de cada penetración.
    
    Rato después, freno en seco manteniendo el miembro dentro y la beso. Le susurro al oído que quiero que me cabalgue. Ella asiente y me muerde el labio inferior.
    
    Cojo una silla por el respaldo y la muevo para poder sentarme. Tras sentarme, ella se coloca sobre mí, coge el pene y se lo introduce. Me agarra del cuello, pone su frente contra la mía y da comienzo a unos maravillosos movimientos de vaivén con unos movimientos de cadera alucinantes. La cojo del culo y la empujo, ayudándola con los movimientos. Lo va haciendo con más fuerza y velocidad. Así me gusta, sexo salvaje.
    
    ―Quiero que te corras, ...
    ... vamos… ―me dice al oído. Sus palabras logran excitarme, así que me echo para adelante dejando la mitad de mi trasero fuera de la silla y quedando medio tumbado en la silla y la penetro tan rápido como me lo permite mi cuerpo. Ella también va dando saltos y eso consigue que las penetraciones sean más profundas y placenteras.
    
    Me acerco al orgasmo y ella también. Me bajo de la silla y me tumbo en el suelo. Me la quito de encima y le digo que me la chupe y eso hace, hace caso omiso. Deja su vagina sobre mi cabeza y ella comienza a chupármela muy deprisa y totalmente entera, además de ir tocando mis testículos. Yo hago lo mismo con su matriz. Oigo que comienza a gemir más que antes, así que utilizo mis manos para ayudarme. Aguanto así unos segundos y para mi sorpresa, hace un pequeño squirt sobre mí. Su cuerpo comienza a temblar y se le pone la piel de gallina. Pero eso no impide que pare de hacerme la felación, al revés, lo hace con más ímpetu.
    
    ―Cariño, voy a llegar ―agarro sus nalgas, las empujo contra mi cara y penetro su boca al mismo tiempo que ella va chupándomela. Justamente cuando eyaculo, suelto un largo gemido ella lo tiene en la boca, pero no le importa. Termina de introducírsela y luego para.
    
    Una vez terminamos, nos levantamos del suelo, nos damos unos cariñosos besos y nos dirigimos a la ducha. Allí termina esa maravillosa mañana. 
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