1. La historia de Claudia (14)


    Fecha: 28/09/2017, Categorías: Masturbación Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuanto apoyó uno sobre el orificio anal de Laura, ésta dio un salto hacia adelante provocando la ira de Inés, que la tomó con violencia del cuello y volvió a ponerla en posición.
    
    -¡Como vuelvas a hacer eso te doy con el rebenque de tu dueña y te exhibimos con el culo echando humo! ¡¿me oíste putita!? –le gritó.
    
    -Perdón, señora Inés... perdón, perdón... –dijo la cachorra muy asustada y esta vez se quedó quieta mientras la peluquera frotaba el cubito contra la entrada del orificio y ella sentía las contracciones de su esfínter. Después le metió el cubito con una risita burlona y repitió la operación en la concha, pasándole otro cubito primero por la parte externa de los labios y luego por dentro.
    
    -Así me gusta, cachorra, que te portes bien con mamita. –dijo la peluquera. y le metió el cubito.
    
    Después le tocó el turno a Claudia, que se limitó a gemir un poco sin moverse cuando Inés le metió dos cubitos en el culo después de frotárselos en la entrada durante un rato, y finalmente repitió la operación en la concha. Por último, la peluquera las secó con papel de cocina mientras les decía:
    
    -Así sus agujeros estarán más cerrados cuando las inspeccionen. –y tomando las cadenas de los collares las hizo enderezar y las llevó al living, donde fueron recibidas con aplausos y exclamaciones por las invitadas.
    
    -¡Bravo, qué buenas hembras!
    
    -¡Tan distintas una de otra y tan hermosas las dos!
    
    -¡Si sos mía te voy a comer cruda, peladita!
    
    -¡Muero por vos, ...
    ... morocha!
    
    -¡Si te llevo conmigo te voy a dar hasta por las orejas!
    
    Blanca escuchaba divertida esos gritos ansiosos, sorprendida y excitada ante el lenguaje guarro en boca de señoras elegantes y de apariencia tan fina y cuando Inés hubo ubicado a ambas sumisas en el sitio previsto se dirigió a ellas:
    
    -¡Atención, perras! ¡Óiganme bien!... ¡Manos en la nuca!... ¡Separen las piernas!... ¡Mantengan la cabeza gacha!... –y ya con sus dos perras en posición les dijo a las invitadas:
    
    -Bueno, mis queridas, aprecien debidamente a estos dos ejemplares... Miren a Claudia con sus opulencias, con esas tetas tan apetecibles y esas piernas esbeltas, y ya verán qué buen culo tiene... ¿y qué decir de mi cachorra?... ¡diecinueve añitos!... Mírenla... delgadita y tan bien formada... Miren esas deliciosas tetitas... ¡Giren, perras!... ¡Muestren sus culos!... –y ambas sumisas obedecieron para beneplácito de las participantes en la subasta.
    
    La grupa de Claudia era monumental, bien alta, carnosa, firme y ofrecía un sugerente contraste con el culo de la cachorra, igualmente empinado pero pequeño, llenito también y tan redondo que parecía haber sido trazado con un compás.
    
    Murmullos de admiración se oían en la sala mientras las invitadas devoraban con los ojos a ambas perras disponiéndose a pujar por ellas.
    
    Una mujer de unos cincuenta y cinco años, elegantemente vestida, robusta y de cabello platinado, dijo dirigiéndose a Blanca:
    
    -Créame que la envidio, señora, por ser dueña de tan hermosos ...
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