1. La historia de Ángel, solo era un muchacho (15)


    Fecha: 01/05/2020, Categorías: Lesbianas Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    Ese día comenzaría mis prácticas en una academia de conducir, Pablo se lo había pedido a Eduardo antes de marchar y ya había concertado la hora con el responsable. Me recogerían después de las clases de Guido, y Damián me acompañaría para cuidarme.
    
    Pensé en hablarle a Eduardo sobre lo que estaba observando en él, pero Pablo me había dicho que no tenía que preocuparme, que Eduardo lo tenía todo bajo control, intenté apartar mis obsesiones, que sin duda eso debían ser, y le demostré mi alegría colgándome de su cuello y besándole sin parar.
    
    -Gracias Eduardo, me hace tanta ilusión. -me devolvió un beso pero en mis labios.
    
    -Tranquilo que tengo más noticias para ti, la mala la dejaré para el final. -cogió de encima de su mesa un paquetito pequeño y me lo entregó.
    
    -Mi amigo Millán no se olvida de ti. -me quedé en suspenso con el paquete, envuelto en papel dorado en mis manos.
    
    -Abrelo, vamos a ver como se ha portado y lo satisfecho que le dejaste con tus servicios. -con manos temblorosas comencé a romper el envoltorio, ahora me encontraba con una pequeña cajita forrada en simil piel de color verde y arabescos de oro grabados. Era como un pequeño cofre y lo abrí.
    
    No podía creer que aquello fuera mi regalo por atender a su amigo; por un polvo que habíamos disfrutado los dos, me regalaba unos bellísimos pendientes, una pequeña esmeralda verde rodeada de minúsculos brillantes, me quedé con la boca abierta y cogí uno de ellos en la mano.
    
    -Pero Eduardo, yo no tengo ...
    ... agujereadas las orejas para ponérmelos. -recordé los de Oriol y como le embellecían los lóbulos. Eduardo reía al verme azorado.
    
    -Eso no es lo importante, Ana se encargará de que te los puedas poner, ¿pero te gusta el regalo? -me preguntaba lo que era obvio, eran preciosos y los quería tener desde ya en mis orejas.
    
    -Me encantan, son muy, pero que muy bonitos. -Eduardo seguía riendo y me abrazó besándome la boca.
    
    -Y también muy caros, has dejado encandilado a Millán, pero tu lo mereces todo. Ahora viene lo peor. -me quedé en suspenso con la preciosa joya brillando en la mano.
    
    -Pablo tardará unos días más en volver, su tía ha fallecido y permanecerá allí un tiempo hasta que terminen los funerales a los que Ana y yo iremos. -me iba a poner a llorar por la pena que Pablo estaría pasando, había perdido a su tía que le hizo las veces de madre, pero me aguanté mordiéndome el labio.
    
    -¿Podéis llevarme con vosotros?, me gustaría estar allí. -me miró y creo que adivinó el dolor que sinceramente sentía.
    
    -Iba a pedírtelo para no dejarte aquí solo y porque se que querrás ver a Pablo, también estarán allí David con Oriol y sus primos. -Eduardo me recibio en su brazos acariciándome la espalda, sentía tanta gratitud por aquel hombre al que no terminaba de entender, tan pronto me trataba como un amoroso padre, o como un amante al que se follaba, y que además entregaba a sus amigos para que me disfrutaran.
    
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    Cuando entré en la sala de clase a la tarde, Guido ...
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