1. De pijas; pijos, putas y otros relatos


    Fecha: 23/04/2020, Categorías: Erotismo y Amor Autor: keemosabe, Fuente: CuentoRelatos

    La música se dejaba escuchar lánguida y lastimera, el sonido chillozo salía de una radio, tan raída por el uso al igual que la voz del cantante, que más que cantos parecían penosos lamentos, de esos de cuando alguien ha perdido un querer, un fuerte olor a licor, sudor y líquidos seminales todos entremezclados impregnaban el ambiente, tal y como huele el infierno, en las interminables orgias en las que participan sus inquilinos más habidos al placer y al pecado de la carne, una nube de humo de cigarrillo, cual atmosfera venusina, luchaba por arrancar espacios, antagona contra una tenue luz roja y mortecina, que oscilaba perezosa y goteada, esparcida por unos mínimos bombillos que colgaban de las entradas de unos minúsculos y miserables cubículos, separados del exterior por unas cortinas de aros de bambú, y allá, adentro, en sus confines, en esa analogía de habitación, era donde se ambientaban esas luchas terribles sin reducto, entre ariscos y sudorosos genitales, habidos a toda búsqueda de placer y lujuria así como al pecado y estériles a cualquier idea de procreación, donde todo crimen todo pecado, toda lujuria y exceso encontraban su reino.
    
    Luis se encontraba en uno de ellos, sentado solo, a la orilla de una cama desnuda, esperando por ella, el sudor en sus sienes denotaba novicia, ella entro y le dijo algo, él dijo que si, sin saber lo que le preguntaban y se desnudaron, Luis temeroso no tomo la iniciativa, ella presumiéndolo lo tomo de su miembro viril, duro como una ...
    ... roca, a modo de lanza lista para atacar, no sin antes advertirle que por atrás nada, excusándose que la noche anterior había estado con un camionero superdotado y haciendo un gesto con los brazos, con uno sugiriendo una medida y con la punta de un dedo del otro brazo cortaba una distancia simulando una medida descomunal, por lo que aún le molestaba al sentarse, dicho lo que tenía que decir agarro el nobel falo de Luis y se lo llevo a la boca con la pericia de un cirujano, profundamente lo trago, hasta hacerlo sentir como si su glande rosaba con la punta algún rincón de su pecaminoso diafragma, lo saco y repitió innumerables veces, intermitando con dulces y suaves caricias con su pecaminosa marchita y blasfema lengua, y el chico hundía sus nalgas en el viejo colchón, en un vano intento de huir de tanto placer, los ruidos de la libación, parecían a los oídos de Luis como dulces melodías Gregorianas.
    
    Las ásperas y nudosas manos de la chica parecían para él, tersa y suave seda, como las extremidades de una princesa, ella subía y bajaba su pecaminosa lengua, por el pene erecto del chico, alternando en la velocidad, el chico casi explotaba y ella lo sabía, pero lo podía controlar, Luis no pudo con tanta adrenalina, demasiados impulsos nerviosos recorrían su columna, chispazos iban y venían y no podía mas, no lograba soportar, apretó sus nalgas y al fin exhalo, y rendido al fin se corrió en su cara, ella se rio aliviadamente y se limpió, y le dijo-chico perdiste, será para la ...
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