1. Primer clandestino. Primer espontáneo


    Fecha: 17/04/2020, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Webmonster6910, Fuente: CuentoRelatos

    Él era casado y me gustaba pero lo que más me gustaba era la manera lasciva en que me miraba. Yo iba a cumplir 19 y ya tenía meses masturbándome y las últimas semanas él era la imagen con la que me lograba venir cuando lo hacía. Iba a los eventos de la iglesia sólo para ver qué ropa traía ese día. Así podía imaginarme lo que se quitaba antes de penetrarme. Yo aún no había tenido sexo y la verdad me daba miedo el dolor de la penetración pero me era imposible no masturbarme varias veces al día. Realmente era adicta a masturbarme y era cuestión de tiempo que terminara cogiendo como loca. Llegaba a salirme de clases para ir al baño sólo a eso. Últimamente pensar en Misael desnudo me hacía venir en apenas un par de minutos de frotarme el clítoris. Él coordinaba los grupos de jóvenes mayores en la iglesia y yo le hacía bromas cada vez más pesadas. Lo retaba. Finalmente un día, realmente sin plantearlo, salí por la puerta lateral de la iglesia y él se iba estacionando. En lo que llegué de la puerta al portal del cercado del templo él se había bajado de su coche. Lo saludé normal. Me sentí nerviosa porque apenas verlo me mojé y me sentía desnuda frente a él.
    
    -¿y luego? ¿Por qué no empiezas a hacerme bullying cómo a diario? ¿Aquí solita no eres tan valiente?
    
    Yo me reí y le dije -no es eso, es que a lo mejor te pegan- mientras no podía dejar de sentir que me mojaba sólo de tenerlo cerca.
    
    -y a ti ¿en qué te afectaría que me pegaran si los golpes me los darían a mí?-
    
    Por un ...
    ... momento no supe que contestar y sólo atiné a decir -¿y qué caso tiene pasar por el trance amargo?-
    
    -Pues vamos haciendo la prueba con un helado, ¿te late?-
    
    Aquella invitación me desarmó. Sobra decir que ni le recordé que el apenas iba llegando y todo eso. Acepté y nos fuimos.
    
    La verdad el speech estuvo bastante cliché. Que yo le gustaba, que lo ponía nervioso, que nunca se había sentido así. Estuve a punto de cortarle la inspiración pero la verdad aparte de estar súper caliente quería ver qué tan lejos podíamos llegar.
    
    Compramos los helados, obvio por autoservicio para que nos viera nadie. La sorpresa vino cuando llegamos a una casa y metió el carro directo a la cochera.
    
    Me dijo: -estoy solo por todo el mes y aquí ni quien nos moleste ni diga nada.-
    
    Yo la verdad sí me asusté. Se me hacía mucho ir a su casa estando casado pero era cierto que no me gustaba la idea de que nos vieran. Eran obvias las posibilidades de ir a estar solos ahí y no era plan pero ya tenía mucho tiempo queriendo al menos fajármelo y me dejé llevar.
    
    Entramos por la cocina y nos sentamos en el desayunador a terminarnos los helados.
    
    Lo que sí no estaba yo dispuesta era a subir a su recámara. En aquel tiempo eso era un límite muy significativo para mí así que cuando me ofreció pasar a su estudio no dudé. Era una habitación agradable con libreros, equipo de sonido, su computadora en un escritorio y un sofá que quedaba frente a una enorme televisión de plasma. Me enseñó su colección de ...
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