1. Vida real 01. Mi amor por la verga


    Fecha: 14/04/2020, Categorías: Transexuales Autor: Peluche2003, Fuente: SexoSinTabues

    No quiero decepcionar a nadie con las siguientes líneas, espero en siguientes publicaciones sacar lo más fértil y lujurioso de mi imaginación para deleite de todos pero, en este, mi primer relato quisiera hacer una catarsis y contar mi historia. Soy actualmente un hombre de 37 años, 1,73 mts, piel trigueña, pelo y ojos oscuros, barba y bigote rojizos y, por que no decirlo, una panza cervecera consecuencia a partes iguales del amargo líquido y de la imposibilidad de practicar deportes de impacto debido a una vieja lesión de adolescencia. OK, lo de la lesión es solo una burda excusa pues, de querer podría hacer algo más ligero e igualmente saludable, pero en la actualidad este soy yo. Comencé mi vida sexual de forma tardía a los 17 años con una mujer de 26. En la escuela nunca fui exitoso entre las mujeres pues, respondía más bien al perfil de ñoño, empollón, nert, o como prefieran llamarlo en sus respectivas latitudes. Luego de dicha experiencia recuperé a pasos agigantados el tiempo perdido principalmente con mi nueva amiga y con una que otra conocida que no era remilgada a la hora de repartir su afecto y, es aquí donde surge la contradicción entre mis gustos y preferencias que han acabado con migo con sueños reprimidos y escribiendo mis vivencias en una WEB de relatos. Si bien siempre me consideré heterosexual pues me atraían desde siempre las mujeres era también consiente de una pequeña contradicción. Cuando comencé mi adolescencia y el descubrimiento de mi cuerpo como ...
    ... todos di inicio a mis juegos auto-estimulatorios y, como todos tenía mi musa de turno. Que una prima, que una tía, que una profesora, que una compañera de curso, que una chica de la tele, que una verga… que una mujer desconocida con un par de pechos que más bien parecían ubres… Una verga… que una amiga de mi madre… que una verga… y, sin siquiera darme cuenta me sorprendí pasando el tiempo con mis ensueños de piel sudada, pechos grandes y turgentes, culos brillantes y lubricados por el sudor, vaginas lujuriosas de vello púbico solo hasta ese momento atisbadas en revistas compartidas por los compañeros de la clase, labios carnosos y complacientes equipados con juguetonas lenguas… y erectos y duros penes. Penes en mi mente, mi mano izquierda rodeando apenas con mis dedos mi falo erecto y dispuesto a partir rocas y mi otra mano alternando entre mis bolas y acariciar mi propio trasero. Les confieso que a los 13 años no me cuestionaba mucho esas cosas. simplemente me limitaba a mirar las tetas de mis amigas, los culos de mis amigas, los muslos de mis compañeras al subir la escalera hacia clases, acariciar los pechos y el trasero de una primita que andaba en la misma campaña de auto-descubrimiento (Si al final parece que tan ñoño no era) y, disimuladamente mirarle los penes a mis amigos. En su momento no le tomé el peso pues los hombres no me gustaban, me gustaban las mujeres. Eso no estaba en cuestión pues el pantalón ya se me ponía como una tienda de campaña cuando alguna chica ...
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