1. Cornudo humillado


    Fecha: 01/04/2020, Categorías: Voyerismo Sexo en Grupo Tabú Autor: parejafartun, Fuente: xHamster

    ... darle por atrás y por adelante, y cuando descansaban iban a burlarse de mí por estar bombeando como un idiota. Bah, más que nada el casero, que venía seguido a cerciorarse de que yo hacía mi trabajo y a humillarme cada vez que podía. Había dejado de decirme cornudo para pasar a llamarme lisa y llanamente Imbécil o Idiota. Tami no parecía m*****arse, aunque a decir verdad casi todo el tiempo estaba dentro de las habitaciones siendo usada como una puta.Dos veces en lo que duró la jornada sexual me mandaron a comprar preservativos, los que traje muy obediente para comprobar que en mi ausencia, y mientras yo iba a comprar, se la habían estado cogiendo sin forro. Como el primer día.Así que tampoco se trabajó mucho en la puesta a punto de la casa quinta, ya que los seis peones se la pasaron cogiéndose a mi novia. De modo que al otro día el casero volvió con más gente. Que también se enfiestó a mi chica.A la semana yo había logrado llenar buena parte de la pileta, aunque las malezas, la pintura y la casa en general estaban tan descuidadas como cuando llegamos. El casero ya había logrado que diecisiete de sus compas del pueblo se cogieran a Tami, la mitad de ellos sin forro. A esa altura yo era un desecho humano, José dormía con mi novia por las noches y me había mandado a mí al galpón ...
    ... de las herramientas, ni siquiera a la habitación de huéspedes. Es que decía que un cornudo como yo no tenía derecho a dormir en la misma casa que un macho de verdad. Mi novia no me había defendido, aunque me había prometido compensarme a la vuelta.Fueron quince días de locura absoluta, donde Tami y yo perdimos por completo nuestra cordura y razón, donde el casero se hizo dueño de ella y ella le obedecía en todo. En la segunda semana la sacó a pasear por el pueblo casi todas las noches y se la presentó a cuanto amigo o conocido se cruzó, diciendo que era su puta personal. Volvía a la mad**gada a dormir con el casero, pero pasaba por mi habitación unos minutos para consolarme y pedirme perdón por su comportamiento.Ya en Buenos Aires las cosas se precipitaron para el lugar menos pensado. Habíamos prometido no volver a hablar del tema pero fue imposible. Nos casamos al mes. No, no estaba embarazada. Nos casamos porque en esos quince días nos dimos cuenta de cuánto y cómo nos amábamos.Supimos, cuando nos mudamos a nuestro departamentito alquilado, en el mismo momento en que estrenábamos la habitación haciéndonos el amor, que el verano siguiente y todos los veranos de nuestras vidas iríamos a alquilar esa maldita casa quinta, con ese hijo de puta impresentable de casero que tenía.FIN. 
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