1. El juego de los dioses


    Fecha: 23/03/2020, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mejilla. Esta vez el frío se había convertido en calor, dulcemente la beso en la cara, luego en su boca. Ese calor se volvía cada vez más intenso, siguió hasta su cuello, sus manos estaban ya en sus piernas y se deslizaron hasta sus pechos, sintió vergüenza y a la vez un deseo indescriptible que pedía que siguiera. Sus manos desgarraron su pecho y saltaron a la vista de ella, los acarició, jugueteó con sus pezones, y luego bajo su boca hasta ellos. La respiración de Celia se hacia cada vez más entrecortada. De repente ella paró.
    
    Celia cogió su cabeza y la apretó contra su pecho, no quería que parara, quería que siguiera dándole aquel trozo de vida que tantas veces había deseado. Jadeante sintiócomo mordisqueaba sus pechos, se sintió húmeda, muy húmeda. La apartó y se liberóde su camisón, también se arranco su pequeña braga, e hizo lo mismo con su camisa.
    
    Quería sentir en su espalda, el roce de su cuerpo contra el suyo. Su boca le beso a la vezque sus manos temblaban de impaciencia desabrochando sus pantalones. Y desnudaslas dos, ella siguió besándola; estaba encima de ella. La desconocida no hacia nada poracariciar su entrepierna, ella quería que Celia se lo pidiera, por eso siguió con el juegode sus manos y de su boca. Acarició sus muslos, besó sus pechos y bajo hasta su vientre,la miró y vio en su mirada lo que ella quería. Su clítoris estaba muy hinchado así queseparó sus labios y empezó a acariciarlo con su lengua.
    
    Las manos de Celia se agarraron a los barrotes ...
    ... de su cama, su espalda se arqueó, sus jadeos ya no eran entrecortados, sino seguidos. Estaba lista y quería llegar, no quería parar, ni siquiera quería pensar ya quién era ella, ni le importaba. Un gran gemido le hizo saber que había llegado al orgasmo, su respiración descendió, pero ella seguía con el juego, y ella no tenía bastante. Cada beso, cada acaricia hacia de Celia desearla cada vez más.
    
    Su mente se nublaba, para ella era imposible tanto placer, ella le metió un dedo en la boca y ella cerró los ojos e imaginó que era ella, que le estaba dando placer a aquella mujer desconocida, y esa desconocida no tenia la cara y el cuerpo de mujer todavía, tendría una edad de 18 o 19 años, unos pechos grandes y sonrosados, unas piernas largas y torneadas, lo que hacia que a Celia le ponía todavía más. Celia noto como esa chica volvía a acariciarla y a besarla por donde su espalda y vientre pierden su nombre, sus movimientos se fueron acelerando cada vez más hasta que por fin Celia estalló en un grito de placer. Estaba rota, se recostó sobre ella y se durmió.
    
    A la mañana siguiente Celia se despertó feliz. Su camisón y sus bragas estaban intactas. Sonrió y pensó - ¡ todas las noches un sueño como este!
    
    Se vistió, desayuno, y salió al trabajo. A media mañana apareció su misteriosa mujer.
    
    - ¿Ya lo ha leído? - preguntó ella.
    
    - Si - respondió la chica.
    
    -Debe ser uno de los pocos libros que yo no haya leído. -dijo Celia. - ¿Está bien?
    
    ¿De qué trata?
    
    - Más bien es ...