Mi vecino me hace otra visita - Relatos Eróticos

Mi vecino me hace otra visita

Mi caliente y bien dotado vecino me había dejado ahí, vencida y entregada de rodillas en mi propio living, con su semen fresco deslizándose fuera de mi recién abusado culo…Sentí que mis piernas temblaban y mi concha titilaba de placer.Ese pendejo me había dejado sexualmente satisfecha; a pesar del ardor en mi ano; pero mis deseos por más verga ya comenzaban a gritar dentro de mi cabeza…Antes de retirarse; Martin me advirtió que la próxima vez traería a sus amigos. Ellos mismos traerían algo de lencería erótica para vestirme antes de que hiciera un strip tease y luego me cogieran.Esos pibes me usarían como una puta, para su propio placer.El pensamiento de esa escena, me hizo humedecer otra vez…Me levanté de la alfombra todavía temblando y regresé al dormitorio. El consolador de hule todavía estaba sobre la cama marital. Entonces hundí un par de dedos en mi dilatado ano y saqué un poco de semen de Martín. Lo esparcí por la punta de ese juguete.Empecé a lamer el semen de Martín y después metí el juguete entero dentro de mi boca. Finalmente abrí mis muslos y lo inserté a fondo dentro de mi agradecida concha.Me masturbé hasta acabar en otro nuevo orgasmo.Luego saqué el consolador, ahora bien lubricado con mis fluidos y lo inserté con suavidad hasta el fondo de mi muy dilatado ano.Lo puse en modo vibrador y me dejé llevar por la placentera sensación que me provocaba esa cosa invadiendo mi culo.Acaricié mi clítoris hasta alcanzar otro intenso orgasmo…Apenas terminé de manchar ...

... las sábanas, recibí un mensaje de Martín en el teléfono. Decía que continuaba todavía muy caliente y vendría a cogerme otra vez en un rato…Acabé otra vez sobre mi consolador, aullando en tono muy alto…Después lo guardé y me apuré a tomar una buena ducha tibia y relajante.Mientras secaba mi cuerpo con una suave toalla, pude sentir que mi piel se erizaba de placer. Deslicé una crema humectante por mis piernas y elegí lo que vestiría para complacer a mi vecino…Decidí esta vez no usar tanga. Martín ya me había visto completamente desnuda. Me puse un breve camisón negro transparente, que dejaba traslucir mis pezones erectos y unas botas de cuero que cubrían hasta la mitad de mis muslos.Quería demostrarle a mi joven vecino que yo era su puta; vestida de manera sexy como una verdadera gata salvaje en celo; lista y preparada para recibir su verga endurecida…Pronto sonó el timbre de calle y corrí a abrirle la puerta.Martín sonrió y me ordenó subir al dormitorio: quería tener mi concha y mi culo en la misma cama marital donde me cogía Víctor.La idea de ser cogida en mi propia cama, por otro hombre que no era mi esposo, me provocó humedad y un temblor en mi concha.Entonces Martín notó que yo llevaba el consolador negro en mi mano. Sonrió, diciéndome que era una puta y me ordenó subir las escaleras con ese juguete metido en mi concha…Me arrodillé en las escaleras, separando mis piernas enfundadas en las botas negras. Sosteniendo mis cachetes bien abiertos, le pedí a él que me metiera el ...